20 febrero, 2012
Por EDGAR R. CONDE CARMONA
edgarconde@indicemedia.com.mx / @su_excelencia
“Más que lamentos y explicaciones, los ciudadanos de Tlaxcala esperan menos incompetencia, menos indiferencia y más, mucho más, honestidad y responsabilidad” de quienes aspiran a un cargo de elección popular.
Esa es la visión de la ex priísta Lorena Cuéllar Cisneros, desde el estrado de la izquierda, quien, a través de una misiva dirigida a los militantes perredistas, busca convencer a la izquierda tlaxcalteca de su proyecto político.
La nieta de dos ex gobernadores tlaxcaltecas (Joaquín Cisneros Molina y Crisanto Cuéllar Abaroa), dolida del desdén priísta, arremete contra la que fue su cuna y hasta a sus abuelos raspa: “seguiré trabajando al igual que ustedes, porque no quiero seguir viendo a Tlaxcala en el atraso, producto de malos gobiernos y de políticas caducas”.
Bonito el discurso, lleno de verdades. Pero la pregunta surge incómoda: ¿le alcanzará el discurso para vencer el corporativismo priísta? ¿Será suficiente una carta de dos cuartillas para comprar las voluntades de los perredistas más recalcitrantes?
Es innegable que “los y las tlaxcaltecas” esperamos más de nuestros “gobernantes y legisladores”. Pero ¿habrá eco a esas palabras en un sector político que en unas elecciones pasó de ser gobierno a un lastimoso tercer lugar y, luego, en un sexenio descendió hasta casi desaparecer?
¿Será escuchada la ex alcaldesa capitalina dentro de un instituto que se ha caracterizado por dejarse llevar por las corrientes y por el poder?
Tal mal estuvo la debacle perredista en Tlaxcala que quien fuera un estandarte del perredismo durante varios años, Minerva Hernández, buscó acomodo, en las filas panistas, ante de la catástrofe que previó en el PRD de la entidad.
Sí, quizá hoy Lorena Cuéllar es una de las políticas más coherentes en Tlaxcala; pero no estoy tan convencido como ella “que el PRD y los partidos de la izquierda mexicana y del estado, son la alternativa más importante para seguir ayudando a los que más lo necesitan”.
La razón es muy obvia y sencilla: en estas elecciones la competencia electoral se polarizará entre dos fuerzas: PAN y PRI. Es un efecto de la pugna por la presidencia de la república.
Y eso hará, muy probablemente, que en muchas comunidades tlaxcaltecas, sigamos viendo en los próximos años “pobreza y frustración en muchos ciudadanos”, aunque no perdamos “la esperanza y voluntad para mejorar su calidad de vida”.
Muy a pesar de haber estado, dentro del PRI, como la mejor opción para aspirar a la candidatura priísta al Senado, según la reciente encuesta realizada por GEA–ISA, y muy a pesar de representar a una nueva generación de políticos en Tlaxcala.