27 febrero, 2012
Por JAVIER CONDE/ CRÓNICA
*Una voz misteriosa pidió 700 mil pesos de rescate
* La menor fue drogada para hablar con su madre
Una tarde de ese funesto nueve de febrero de 2009, Itzel N. salió de su casa a comprar tortillas y jamás regresó.
Una llamada telefónica anónima que recibió su madre le advirtió que su hija de 13 años de edad, estaba plagiada. Esa voz temeraria, misteriosa le exigió 700 mil pesos de rescate a cambio de su vida.
Inicialmente, Liliana N. cocinaba cuando le dijo a su hija que fuera por las tortillas a un establecimiento cercano a su hogar, ubicada en la colonia IV Señorío en la capital del estado. Todavía la estudiante acudió a dicho comercio, según relató un testigo a la autoridad.
Itzel N. salió cerca de las 14:00 horas. Pasaron más de 120 minutos y su progenitora comenzó a buscarla en la periferia de la colonia Ocotlán, sin resultado alguno.
Cerca de la media noche, de ese día fatal, la misma voz seca y refugiada en el mundo de las tinieblas, fría reafirmó que tenía en su poder a Itzel.
El impacto para la madre, para el resto de la familia fue brutal, abrumador, el destino tenía otra mala cara.
Y el corazón de Liliana comenzó a palpitar aceleradamente, el ritmo cardiaco no tenía freno y ella le pidió al sujeto hablar con su hija.
Y así fue. Había señales de vida. Ambas intercambiaron una diminuta platica: ¿Estás bien Itzel?- le preguntó una madre angustiada.
La pequeña Itzel le soltó a bocajarro a su progenitora que el sujeto que la secuestro la había drogado.
Justo ahí, se cortó la comunicación y la agonía, el horror, el sufrimiento sucumbieron.
Bien dice Gabriel García Márquez, en su libro Noticia de un Secuestro: “Mi única frustración -como escritor y periodista- es saber que ninguno de ellos -de las víctimas- encontrará en el papel, nada más que un reflejo del horror que padecieron en la vida real”.
Esto es cierto, a veces se endurecen las palabras cuando, precisamente, se trata de relatar la noticia de un secuestro y que mella para siempre el pasado, el presente, el futuro.
Desgraciadamente, la historia tuvo un desenlace fatal. Del supuesto secuestrador y de la víctima se supo hasta dos años después.
La autoridad ministerial conoció del caso y comenzó con las diligencias respectivas para indagar sobre el paradero de ambos. Jamás se entregó el rescate.
En la casa de Itzel N. quedaban esas fotografías de la infancia, las muñecas atiborradas en un juguetero, la mochila con los útiles escolares, los destellos de aquella infancia que iba se despidiendo.
Simplemente, las reminiscencias, los recuerdos vagos del pasado.
Incluso, la madre de Itzel N. llegó a creer que su esposo -de quien se separó- había sido el responsable de la desaparición de su hija, pero las indagatorias rechazaron esta hipótesis.
Una amarga espera
La investigación en la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) continúo.
Una vez que siguieron varias pistas sobre el paradero de este sujeto se determinó que por varios meses se refugió en Texmelucan y que viajaba continuamente a Guadalajara, de donde es oriundo.
Los agentes ministeriales lo “campanearon” y en marzo de este año, procedieron a su detención.
En su declaración, el criminal confesó supuestamente que pidió a la madre 700 mil pesos de rescate, que drogó a la menor de edad para mantenerla tranquila.
Y que ante la carencia económica de la familia para que pagara el rescate decidió matar a Itzel N.
Detalló todo. El asesino confeso argumentó que arrojó el cadáver de la menor a la laguna de oxidación de Ixtacuixtla de Mariano Matamoros.
La madre en medio de su calvario solicitó a la procuradora Alicia Fragoso Sánchez, que se iniciara la búsqueda del cuerpo de su hija.
La primera exploración
Hasta diez días, elementos del cuerpo de bomberos, policías y buzos de la Cruz Roja de San Martín iniciaron la búsqueda en ese lugar del cuerpo de Itzel. Después de 48 horas, el esfuerzo fue nulo.
Dentro de esta aterradora historia, el supuesto asesino también señaló que había arrojado también otro cuerpo de otra de sus víctimas.
Se cree que los cadáveres pudieron ser llevados por la corriente del agua a otro lugar del drenaje municipal, toda vez que el personal de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), no acudió a cerrar las compuertas, una vez que se les había solicitado.
Sin duda, la negligencia, el burocratismo, la cerrazón son los síntomas de agobio dentro de las instituciones mexicanas.
El segundo intento
Este fin de semana, elementos de la Secretaría de Marina (Semar) iniciaron la búsqueda del cuerpo de la tlaxcalteca, una vez que la PGJE, solicitó el apoyo de esta institución.
Este periodista acudió hasta la presa Mariano Matamoros y constató que, efectivamente, un grupo de buzos comenzaría con la exploración para hallar a Itzel N. quien fue plagiada en el año 2009.
En la primera búsqueda todo fue inútil porque los rescatistas no lograron descender más allá por la marcada profundidad de la presa.
El objetivo no desfallece. Ahora, buzos expertos buscan la localización, y el posible rescate del cuerpo de la menor. Y es que Liliana N. no ha quitado el dedo del renglón.
La planeación del operativo inició hace un mes, y finalmente esta semana arribó el equipo de rescate de marinos, con equipo sofisticado que permitirá una búsqueda a mayor profundidad.
La barcaza que utilizarán los militares tardó varios días en llegar a Tlaxcala por la magnitud de sus dimensiones, así como otras herramientas y equipos que se utilizarán, los cuales llegaron de los estados de Chiapas y Veracruz.
Con antelación, el personal de la Marina realizó varios estudios en la zona a fin de que el operativo sea exitoso.
Además, los buzos provenientes de Acapulco ya hicieron un reconocieron del lugar para que las maniobras que ejecuten en los siguientes días no pongan en riesgo su integridad.
La zona fue acordonada por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE), a fin de evitar algún riesgo o entorpecimiento de la investigación.
Han pasado más de 48 horas desde que los buzos iniciaron la exploración y hasta el momento todo ha sido inútil, pero la llama de la esperanza aún flota en ese enorme espejo de agua.
Ilusiones rotas
De Iliana N. se sabe que está más fuerte que nunca, que no ha perdido la fe, que no ha perdido la esperanza para que el cuerpo de su hija sea recuperado por parte de las autoridades.
La mujer devastada por el dolor le pide al eterno que Itzel N. esté en el reino de los justos y desde luego, que el supuesto secuestrador y asesino de su hija purgue una larga condena, una vez que sea sentenciado.
Lamentablemente, Itzel N. fue víctima del absurdo régimen del cautiverio, víctima de la delincuencia, víctima de la ambición desmedida, víctima de la injusticia, víctima de las circunstancias, víctima de una mente enferma, descanse en paz.