10 febrero, 2012
Escride DONATELLA DE JUIR
Muy queridos amigos, siempre es un placer estar en contacto con ustedes, especialmente porque al escribirles tengo la oportunidad de externar mis preocupaciones y de hacer que ustedes comprendan el por qué de mis opiniones y puntos de vista.
Primero que nada, quiero disculparme con todos ustedes porque hace dos semanas, unos motivos poderosos e ineludibles me distanciaron de este medio. No obstante, les agradezco su comprensión y les ofrezco regularidad en mis participaciones.
Brasas
Quiero decirles que a pesar de no haber estado con ustedes en los últimos 20 días, este tiempo me ha servido para enterarme de lo que la gente cuenta y traerles las novedades más fresquecitas de las que he podido enterarme.
Y sobre este particular, le cuento que hace unos días, tomando el café con unas amigas (en uno de esos buenos establecimientos que han abierto en este pueblo mágico), me fui con la sorpresa de la desconocida y espontánea afición de nuestro primer edil de convertirse en todo un emprendedor hombre de negocios.
Fuego abrasador
A decir de dos vecinas de mesa, que por sus palabras y su forma de vestir bien pueden trabajar en la presidencia municipal, se daban a la tarea de mantenerse al tanto, la una a la otra, sobre las novedades que se cuentan en ese recinto gubernamental; de tal suerte que mis amigas y yo tuvimos que hacer malabares para dejar de hablar (cosa imposible para alguna de ellas) o para bajar la voz, de tal manera que pudiéramos escuchar con claridad lo que contaban.
Y pues la sorpresa que me llevé cuando las comadres, que se saben de pe a pa la plantilla de empleados de la presidencia municipal, sacaron a colación el hecho de que ya se realizan trabajos, a marchas forzadas, para adecuar uno de los edificios más emblemáticos del centro de la ciudad, para que opere un restaurante de comida rápida. Lo que me dejó realmente pasmada fue que las dos comadritas coincidieron en que el propietario de esta franquicia es nada más y nada menos que nuestro ilustre alcalde, don Carlitos Ixtlapale.
Y por si eso fuera poco, en la plática que sostenían sin el menor recato y cuidado, también sacaron a colación que en otra de las céntricas calles de la ciudad, donde alguna vez existió un jardín de niños, también hay una gran cantidad de trabajadores de la construcción realizando maniobras para terminar de adecuar una vieja casona como un hotel.
Tizones
Para no variar, ¿quién cree usted que dicen que es el dueño de semejante empresa? Pues nada más y nada menos que nuestro valeroso alcalde, con Carlitos Ixtlapache. Hasta aquí no habría nada de qué preocuparnos ni por qué ponernos tan quisquillosos. No. Es más, no es pecado querer mejorar la propias condiciones económicas y de hacer que nuestro dinero se multiplique.
La cuestión, es el cómo. Así es, porque las damas en cuestión no dudaron en señalar que dichas obras se hacen con dinero público que paga la Presidencia Municipal de Huamantla. Y el problema es que a los huamantlecos nos pasó lo que decía mi santa abuela: “la mula no era arisca, sino los palos que le dieron”…
Rescoldos
Resulta que la historia reciente nos enseñó que “cuando el río suena es que agua lleva”. Vea usted por qué se lo digo. Poco tiempo antes de concluir la administración panista de Raúl Cervantes, cuando ya se ultimaban detalles para la operación de dos importantes tiendas de autoservicio en Huamantla, empezó a correr la especie, igual que ahora, de que en sendos negocios estaba inmiscuido el entonces munícipe.
A unas pocas semanas de que concluyera la anterior administración se encontraron evidencias de que, en efecto, al menos en una de ellas el propietario del inmueble donde se asentó uno de esos establecimientos era quien había atendido en el despacho presidencial.
Hoy, que nuevamente surgen estos dichos, más le valdría al gobernante municipal declarar qué tan cierta es la información o, en su caso, desmentirla categóricamente, a efecto de no continuar generando zozobra sobre este particular.
Cenizas
Digo lo anterior no por sentirme Bety Paredes, sino porque la oficina de comunicación social del Ayuntamiento ha tenido más de un desatino en el manejo de la información oficial de la alcaldía. Pero cómo no va a ser así, si quien despacha en ese organismo es un personaje, de Apizaco, que se ha dedicado durante muchos años a vender ilusiones a más de un político, con la falsa idea de ser un profesional de la comunicación.
Así las cosas, dicha oficina ha reaccionado tarde y mal para frenar lo que se dice en los medios de comunicación. El peor error, es que han dejado pasar una gran cantidad de “díceres” sin tener una respuesta contundente e inmediata para frenar los rumores. Y esto, además de hacerle un gran daño a la imagen de Carlitos Ixtlacuache, se convierte en caldo de cultivo para que se cocinen nuevas historias que de la imaginación saltan a la realidad. Y todo con daño a la imagen de esta centenaria, heroica y monumental cuidad.
Pero ya no quiero aburrirlos más con mis dichos; sólo espero que el que dicen que manda en este municipio, haga caso y declare públicamente si está involucrado en este tipo de negocios; de ser así, que se someta al escrutinio público en cuanto al manejo de los recursos públicos; y si es mentira, ¿de qué se preocupa?
A manera de entretenimiento
Todavía no doy quién es, pero ojalá que alguno de nuestros lectores pueda dar con la respuesta correcta del siguiente acertijo: Es un funcionario municipal de primer nivel; gusta mucho de los placeres del vino y la comida; a cambio de bebida y comida gratis se ofrece para solucionar algunos problemas relacionados con el servicio que presta la dependencia a su cargo a bares y restaurantes del municipio; eso sí, cuando se compromete cumple con su palabra; y después de todo le encaja el dicho aquel que reza: “ya comí, ya bebí, ya no me hallo aquí”. Se aceptan pistas.