03 febrero, 2012
Escribe MANUEL ADAME
¡Quibas con mis paisas! Ora si ando rete contento, pos ando en la juerga desde hace ocho días, nomás de puro gusto por la reubicación del tianguis de los miércoles que los comerciantes “ponían” a hueso, en las céntricas calles de la ciudá.
¡Lástima que mi alegría me la echen a perder unos tontejos! Ora estaba preparándome para bailar duro en las fiestas de carnestolendas, con mis amigos y vecinos del barrio y entre zapatazo y farolazo que llega mi compadrito el Gordo Peláez, todito agitado por la carrera que pegó nomás pa’espantarme.
-¡Órale, pinche compadrito! que te vas a perder el mitote –me dijo entre jadeos y sudores.
-¡Y qué mosca te picó a ti que nunca corres… ni para salvar el pellejo! –respondí azorado.
-Pos es que quiero que me acompañes, pero en chinga.
Y más tardó en decir lo que dijo, que ya me llevaba como trapo viejo jalándome (no es albur, aclaro) por entre coches y peatones hasta una de las calles céntricas de la ciudá.
Y mero cuando se me salía el corazón, que se para bien frente a una camioneta de esas de las de Protección Civil. Y apuntando con su grueso dedo índice, señaló hacia el interior de la unidad:
-¡Mira compadre, bola de güevones! ¡Ya quisiera estar como ellos, echándome una jetita y cobrando de a grapas! –mientras esto decía miraba con rabiosa mirada al pobre policía que dormía plácidamente a las 12 del día.
-¡Cómo eres mula compadre! –dije a modo de reclamo– ¿No ves que estas últimas semanas se han partido el lomo en los operativos que realizan las autoridades estatales en coordinación con las municipales, para evitar desmanes provocados en los muchos antros que hay en Huamantla? Mira que de todos los bares y antros que operaban en el Pueblo Mágico, ya nomás quedan dos o tres…
-Operativos… ¡Mis huesos! A poco tú compras esa versión; pos si a leguas se nota que se trata de acciones para beneficiar a unos cuantos –cuestionó mi compadrito el Gordo Peláez.
-¡No ma…stiques de lado, compadre! Si fuera eso a poco crees que hubieran clausurado el bar propiedad de un hijo de la señora síndico del Ayuntamiento. Agarraron parejo y casi todos bares y antros fueron cerrados.
-Pos no sé, pero a mí se me hace sospechoso que únicamente estén en operaciones los establecimientos que pertenecen a personas con un reconocido y reputado apellido…
-¡No inventes, compadre! Yo creo que ahora que ya hay más turistas los fines de semana es importante que las autoridades normen un correcto funcionamiento, dentro de la ley, a quienes quieran poner un giro de esta naturaleza… ¡hay que dar una buena imagen a los turistas!
-¡Ni maíz palomero! Que me expliquen entonces porque mi cuñado Isaac Arias pone y pone su pulcata “El Tiradero” y a cada rato se la cierran, que porque no tiene permiso de funcionamiento, o que porque no tiene sanitario para damas, o que le falta la salida de emergencia, o porque ya no saben ni qué inventar estos jijos que nomás buscan hacerse de lana a costa de los que trabajan y se parten la cara con el sudor de su frente…
-¡Cálmate, compadre! Ya sabemos que con esta administración hay que esperar por lo menos medio año para ver resultados… Mejor vámonos a echar una bien fría para que bajes tu coraje…
Pa’su mecha… Pos parece que le dije mi alma, porque luego luego que pone su carita de perrito de taquería, con sus ojos de vidrio y la lengua de fuera, babea y babea. Pus no le dije dos veces; agarró camino y hasta parecía que iba a llegar tarde a la misa de siete de la mañana. Ya en la piquera, solito, cabizbajo, mi amigo Memo Jara, a quien no veía desde hace mucho tiempo.
El tugurio estaba re vacío, así que apenas nos oyó levantó la vista y al verme luego luego que me llama.
-¡Carnal, Manuel, hazme el honor de tomarte una cerveza conmigo! –me invitó.
-¿Qué milagro, carnal?
Tras los saludos de rigor y las obligadas presentaciones, que nos sentamos los tres frente a sendas botellas de cervezas bien frías. Sin más y para asombro de nosotros, el Memo Jara que levanta su botella y que hace un brindis:
-Amigos, hoy quiero brindar para que tenga yo suerte…
-¡Ahhhh, cin…itas! ¿Cómo pa’que tengas suerte!
-Pos es que mira que hoy tengo una entrevista con el presi, y pues espero que me reciba…
-¿Y vas a llegar oliendo a a cerveza, pinche borracho? –terció mi compadrito el Gordo Peláez.
-Pos la verdad ¿qué? Ya tengo varias semanas pidiendo cita con el munícipe y esta es como la décima vez que voy; las nueve anteriores me han dicho que “le salió un compromiso muy urgente de última hora al señor presidente” y nomás me envían al gato del gato del gato, que dizque para que me atienda. Pero ya les dije que no, que yo lo que quiero es hablar con el presidente Carlitos Ixtlapale…
-‘Uta –volvió a intervenir el metiche de mi compadre el Gordo Peláez– Pues ya estuvo que hoy nos pusimos hasta la madre y nadie extrañará ni te pondrá tache porque no llegues a tu cita; eso ya no es novedá. Ni eres el primero ni serás el último al que lo deje colgado de la brocha el alcalde con el pretexto de que tengas cosas “más urgentes que atender”.
-¡No la chifles que es cantada! –se lamentó mi amigote– Yo necesito hablar personalmente con el presidente.
-Pues mejor, digamos salú y no perdamos el tiempo en discusiones inútiles.
Esa ocasión nos habremos puesto una borrachera monumental; y en efecto, luego nos enteramos que el presidente municipal nunca llegó a la presidencia municipal, donde por cierto ahora muchos se preguntan cuándo verán a su jefe del que no tienen noticias, algunos, desde hace ya varias semanas.
-¿Ora entienden, mis valedores, por qué unos tontejos me echaron a perder el día? Mejor nos saludos la próxima semana…