14 febrero, 2012
*En el lugar dicen los vecinos hay venados y avestruces
*Instalaron en el sitio un letrero de propiedad federal
*El nuevo Héctor Ortiz remozó totalmente el rancho Tectipa
Por JAVIER CONDE/ REPORTE ESPECIAL
En el lado íntimo de “Los Laberintos” sólo se escucha el susurrar del viento y el canto de aves e insectos. Aquí, las paredes arenosas y pedregosas guardan una riqueza natural incalculable, tierra que ahora cambió de dueño, tierra en que los avestruces, los venados, los borregos son los nuevos huéspedes.
En ese lugar donde la plusvalía se convirtió en un diamante, la actividad desde hace tres años se modificó. Los vecinos cuentan que la llegada de camionetas ostentosas y de un helicóptero que aterrizaba en un campo de futbol muy cerca del panteón se convirtió en un acto cotidiano.
“Los Laberintos” hoy centro de la disputa entre particulares, es quizá un hecho que tendrá demasiadas preguntas y muy pocas respuestas. Aquí los campesinos se encuentran molestos porque el nuevo propietario, el que cercó con alambre de púas no tuvo piedad de nadie.
Encarnación Márquez, quien habita a unos escasos metros de la entrada principal al remodelado Rancho Tectipa, cuyas paredes se han remozado allá en lo más alto de esa loma dice que el nuevo propietario tomó “por sus pantalones” una gran extensión de tierra y que algunos metros son suyos.
El lugareño invitó a este reportero a penetrar en el lado íntimo de “Los Laberintos”, aquel escenario turístico y fílmico que guarda su propia característica, que guarda la esencia de la naturaleza, que guarda ese misterio una vez que uno transita por esas paredes rocosas.
Don Encarnación cuenta que desde niño ha recorrido este lugar donde hasta hace tres años la presencia de visitantes era innumerable, pero desde que “mañosamente” lo cercaron e instalaron un letrero de que ya es propiedad federal la presencia de personas ha bajado en demasía.
En la travesía que tiene subidas y bajadas, en tramos un tanto inaccesible se llegó hasta un espacio semiplano donde el denunciante cuenta que hasta hace unos seis meses entró maquinaria pesada para tapar con tierra una importante extensión de “Los Laberintos”.
“Continuamente entraban camiones de volteo con tierra para tapar una extensión de ese terreno, pero oiga usted –le dijo a este periodista- en tiempos de lluvia el agua se llevó la arena que habían utilizado… yo digo que la naturaleza les reclamo, lo que ha construido por millones de años y volvió a abrir su propio cauce”, refiere.
Ese día del recorrido, el sol golpeaba continuamente el rostro, el canto de las aves era pausado y por un momento todo quedaba en un silencio profundo y allá arriba donde se ve un vehículo modelo Jeep, color gris bajo un tejado se observaba el movimiento de trabajadores de ese rancho.
De acuerdo con los datos recabados por ÍNDICEMEDIA, el casco del rancho la poseía hasta hace tres años el señor Federico Zamora y aproximadamente 40 mil metros de extensión fue la extraña y reciente adquisición de esta propiedad.
Los lugareños, entre ellos Encarnación Márquez señalan que el anterior gobernador Héctor Ortiz Ortiz, sabe perfectamente del valor histórico del lugar y sólo dejó una pequeña entrada al mismo para que los sigan visitando.
Las dudas ocultas
Por lo menos la calle que conduce al rancho anteriormente era de terracería, y en menos de dos meses hicieron una notable modificación para que quedara empedrada y con una larga hilera de pequeños árboles.
Y es que por lo menos dos veces a la semana, el mandatario descendía en helicóptero con algunos miembros de su comitiva en el campo de futbol muy cercano al rancho y de ahí subían en camionetas, que integraban un convoy para inicar su ascenso al rancho Tectipa o Tectipan.
Asimismo, algunos de los campesinos inconformes que pidieron la gracia del anonimato, por temor a represalias, pero cuya identidad obra en poder de este medio de comunicación dicen que cuando se comenzó a cercar este territorio, notificaron al comisariado ejidal de Tlaxco.
Sin embargo, pasaron tres representantes del mismo comisariado Porfirio Hernández, Arnulfo Velázquez y Manuel Muñoz, sin que nada hicieran legalmente para frenar este abuso. Siempre se limitaron a responder extrañamente que nada había que hacer en este caso, que todo estaba perdido.
Un lugar próspero
En la parte oriente del rancho está colocado un largo y moderno invernadero de aproximadamente 50 metros de largo donde al parecer se cultiva jitomate y otro tipo de verduras. De acuerdo con la versión de los colonos fue instalado rápidamente hace dos años aproximadamente.
Dicen los ejidatarios consultados que anteriormente era notorio observar a avestruces y venados en el lugar.
“De pronto disminuyó el número de los mismos, porque cuentan algunos trabajadores del rancho que no fueron debidamente alimentados y algunos murieron. De los rugidos de felinos sólo son rumores porque nosotros no hemos visto ni escuchado nada al respecto”, cuentan.
Empero, se desconoce realmente la extensión de quién es, si es terreno de la nación o de particulares, una vez que el letrero dice claramente es que propiedad federal, según la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y por el otro lado hay alambre de púas que fue instalado por su actual poseedor.
La denuncia penal
En los primeros días de enero, Iluska Mejorada Palacios, ciudadana de Tlaxco presentó una denuncia penal ante la Procuraduría General de la República (PGR) por el delito de despojo de este predio que según tiene una extensión de 40 mil metros cuadrados en contra de Héctor Ortiz Ortiz.
La denunciante evidenció que el exmandatario estatal se apropió de forma ilegal de esta zona arqueológica. Comenta que desde 1980 hay un registro ante el Instituto Nacional de Historia y Antropología (INAH) que señala que es un lugar turístico y cuyo número es E142329064.
Además, afirma que quedó una queja ante el INAH 11/010/DRQ100733, que se presentó en el año de 2008 por invasión de dicha superficie, por lo que ahora decidió presentar una denuncia ante la PGR SR/5126/201.
Mejorada Palacios interpuso dicha querella como tercera interesada, porque según ella, sus familiares son los propietarios de los terrenos en los alrededores de lo que se conoce como la zona arqueológica de Los Laberintos, que de la noche a la mañana se convirtió en el centro de la disputa.
Sin duda, es un paisaje verdaderamente impresionante. En una extensión de 1.5 kilómetros se crearon los laberintos naturales que alcanzan más de un kilómetro de longitud con alturas que varían entre uno y cinco metros, así como anchos que van de cinco a dos metros.
Finalmente, el propio exmandatario no ha fijado una versión al respecto, una vez que fue denunciado penalmente por apropiarse de este lugar de características únicas donde habitan las codornices, las liebres, los escorpiones, las víboras y desde luego, los nuevos huéspedes las avestruces, los venados, los borregos y la familia Ortiz.