DE RITUALES PARA PRINCESAS

27 febrero, 2012

Escribe SAMANTHA CONDE HUERTA

samanthaconde@indicemedia.com.mx

Los quince años son el momento esperado de toda niña. Planear la fiesta con detalle, elegir el vestido perfecto,  ensayar un único vals e imaginar una  “nueva vida” son solo algunos de los rituales que las jovencitas hacemos antes de que llegue el “gran momento”, para que por fin el día tan esperado sea perfecto, como siempre se había soñado.

Como buenas quinceañeras, muchas jovencitas adquieren actitudes caprichosas que impiden en la mayoría de las veces una buena comunicación con sus padres, lo que genera ciertos problemas que podemos considerar como típicos y que salen a flote en la tan esperada fiesta, cosa común y que pasa a formar parte de los rituales típicos en las fiestas de estas “princesas”.

En México, la celebración de quince años de las hijas de familia es una conmemoración de suma importancia que representa la presentación de las ahora señoritas ante la sociedad, un gran orgullo para sus padres. El significado del vals es muy importante, pues escenifica de manera creativa la nueva etapa a la que entra la joven.

Realmente es un ritual interesante, proviene desde tiempos prehispánicos, cuando los aztecas celebraban con ritos (consejos de la madre) y danzas a las niñas que llegaban a la “madurez”, esto fue reemplazado con la llegada de los españoles quienes eliminaron las danzas e implementaron un vals, este a su vez fue modificado durante el gobierno de Maximiliano de Habsburgo, en el cuál se implemento el vestido ampón y a los chambelanes.

En nuestro país, es normal que la gente contraiga gran cantidad de deudas con tal de hacer esa fiesta, que además de la boda de sus hijas es la más importante; es común que antes del baile, los padres presenten a su hija y agradezcan a los invitados por su presencia, pero ¿Porqué rayos tienen que hacerlo cuando ya están borrachos?, es vergonzoso y arruina la fiesta.

Lamentable es que las niñas ya no quieran esa fiesta de quince años que sus padres han planeado prácticamente desde que nacieron, y es que no quieren pasar un “oso” frente a sus amigos que son crueles y no reflexionan todo lo que dicen, porque prefieren comprarse ropa a pasar toda su fiesta sentadas viendo como los demás disfrutan, menos ellas.

Definitivamente la fiesta de quince años es un verdadero circo (tomemos en cuenta que algunas niñas realmente si disfrutan de ese momento) que hoy en día ha perdido todo sentido, no solo es una fiesta, es la fiesta.

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