06 febrero, 2012
Escribe AMANTHA CONDE HUERTA
“Todos Hemos Pecado”, qué mejor título para describir a la sociedad actual. Una sátira que refleja muchos de los problemas actuales, envueltos en una sociedad acosada por los prejuicios. La obra de Alejandro Ramírez, expresa que la muerte, el demonio e incluso Dios, se encuentran más cerca de lo que pensamos. Una manera de traer los conceptos tan arraigados de la población mexicana a un contexto más real.
La película es semiótica pura, puesto que nos permite inferir y reflexionar en lugar de presentarnos los significados puros; cada escena da una muestra de cómo un sólo hecho puede desembocar en varias situaciones trágicas al ser tratadas con una mirada llena de tabúes.
Este largometraje, está lleno de imágenes, y como tal, cada una de ellas posee una serie de significados.
La historia se desarrolla en un pueblo desértico, con todas las condiciones que este implica (cactus, clima caluroso, mucha tierra), donde las personas tienen una apariencia muy descuidada y un nivel sociocultural bajo; incluso cuentan con una doble moral. El gobierno parece estar sumamente relacionado con la iglesia.
Los personajes principales son: La ‘chingada vieja’, cuatro difuntos, el tartamudo, el cura, el chico-muerte, la secretaria, la chica promiscua, el diablo y la ‘mojigata’, quienes forman parte importante para el desarrollo del trama, pues son ellos lo que nos harán adentrarnos en el día completo de un ser común, del mundo terrenal.
El personaje más importante de este largometraje es la ‘chingada vieja’; esta enigmática mujer nos deja con varias impresiones, emociones e imágenes: Nos puede provocar miedo, intriga, e incluso podemos notar algunos actos de admiración.
Es sorprendente cómo una mujer puede tener varios significados ante la sociedad y generar cuestionamientos en base a su esencia, ¿Quién podría imaginarse a la muerte con traje de gala, preferentemente rosado, bien peinada y de buenos modales?, la chingada vieja, no es más, que la muerte mexicana en toda la expresión de la palabra.
Vestido negro y roto, mujer vulgar con imagen descuidada, sucia, grosera, irreverente y sarcástica, la chingada vieja (la muerte) no puede tener mejor representación que esa. Algo que identifica a los mexicanos en muchas culturas es precisamente eso: su forma de vestir y de hablar, la forma en cómo se burlan de la muerte y la aceptan sin más reproches.
Otra significación importante que podemos inferir al entender por qué representar a la muerte en forma de mujer es porque en el México prehispánico la muerte era venerada, nadie le temía y ser elegido por ella era un alago, pues era la diosa de la muerte: ´Cuatlicue´.
La muerte como tal, para la cultura mexicana no solo significa el pasar de este mundo a otro, si no es más bien un estado de sabiduría y poder, al cual podemos llegar en cualquier momento sin importar la edad, ni el sexo, ni las condiciones sociales, geográficas, políticas o económicas; la muerte siempre está presente, nunca nos deja solos.
“Todos hemos pecado” es una película mexicana de gran calidad, que recomiendo al cien por ciento.