SEGURO SEGURO

20 enero, 2012

Por MANUEL ADAME

Bien dice el dicho: “Del cielo caen velo y mortaja”, y mi suerte me hizo ver a la pelona tan cerquita, nomás por andar de chupe en chupe.

Lo cuento esto, porque la semana pasada por andar de parranda, hasta el hospital fui a dar, a causa de una indigestión. Y pos fue necesario que mis amigos de juerga me llevaran al hospital de Sesa, en Huamantla. Uno de ellos, se burló de mí: “’Ora si, Manuelito, vas a estrenar el nuevo hospital regional…”

Y yo que sentía que me acariciaba la huesuda, nomás menté madres. Y mientras esperaba turno para que me atendieran los matasanos, pos no dejé de escuchar historias que hasta paran de punta los pelos, como si hubieran sido sacadas de los más espantosos cuentos de terror.

Me llamó la atención el diálogo de dos señoras que, envueltas en sus rebozos, se contaban sus cuitas. Y pos, ya me conocen ustedes, que me re encabrito nomás de escuchar las peripecias de una de ellas, una venerable mujer como de  cincuenta años que se quejaba ardientemente por la nefasta atención que estaba recibiendo.

-¿Y usté ya se reafilió al Seguro Popular, doñita? –preguntó la más joven de ellas, que estaba esperando consulta para su pequeño hijo que parecía tomate de la canija calentura que llevaba.

-¡Ay, señito! Nomás de ver el trato que nos dan, yo pienso que sería mejor que estuvieran las cosas como antes. Ve’asté, no teníamos que hacer colas y pagábamos nuestros treinta pesos por consulta y no había tanto desgarriate como ahora.

-No diga usté eso doñita –replicó la joven madre–, mire que es una ayudota que nos den el servicio sin pagar un centavo. Nomás vea que con lo que gana mi viejo no nos alcanzaría ni pa’ las medecinas.

-Pos no se crea; mire mi caso, tengo dos días de venir con mi viejo; ¡mírelo, nomás cómo arde en calentura! Nosotros somos de Benito Juárez y ayer que salimos a las cuatro de la mañana, porque no hay transporte temprano, ahí venimos con el canijo frío y su calenturón pa’ que al llegar, a las cinco y media de la mañana, que nos dicen que las fichas pa’ consulta se habían acabado. Y pos que le digo a la doitora que nos atendió, que fuera buena gente, que le dieran su icha a mi viejo que nomás se quejaba como ‘orita.

-¿Y se lo atendieron, doñita?

-¡Qué me lo van a atender! Primero que me pregunta la doitora que si teníamos Seguro Popular; y como luego luego le enseñé mi carné que me dice que tendría que esperar a que me dieran mi ficha, pero que ya se habían acabado y que mejor regresara mañana, o sea hoy.

-¿Y qué hicieron, doñita?

-Pos nos esperamos un ratito pa’ que clareara un poquito más y para que tomáramos el camión, porque no me iba a regresar caminando con mi viejo todo malo, si ya casi deliraba de tanta burrada que decía.

-¿Y, luego?

-Pos hoy tuvimos que salir a las tres y media de la mañana, pos ni modo que tomáramos un taxi, que, además de que no hay pos están re caros a esas horas. Y ahí venimos caminando con los quejidos de mi viejo que a cada rato se paraba pa’ descansar.

-¿Y hoy si le tocó ficha?

-Bendito sea Dios que sí. Porque la señora –señaló a su vecina de butaca– me acaba de decir que ayer nomás dieron diez fichas y hoy dieron quince fichas… ¡pa’ los dos turnos!

-¡Cómo que nomás quince consultas para los dos turnos!

-¡Si. Pa’ los dos turnos! –se sumó la aludida, quien dijo que hay tanta solicitú de atención que muchos se regresan a sus casas sin haber recebido consulta.

-¡Ay Diosito! ¿Y ‘ora qué voy a hacer si m’ijo se pone más malo en la noche?

-Pos no me lo tome a mal, señito, pero si tiene pa llevarlo al doitor, pos aunque sea llévelo a las farmacias de Similares para que lo vean, porque no se vaya a poner más malita su creatura.

-Hijos de su finísima progenitora. Hasta me dieron escalofríos nomás de pensar que me fuera yo a quedar tieso porque no quisieran atenderme. Y que me acuerdo que apenas, con motivo de su primer informe, el gobernador había dicho que Tlaxcala ya había levantado “bandera blanca” en la cobertura del Seguro Popular.

Pos con esta atención se me hace que engañaron al gobernador porque ni atención digna y el famosísimo Hospital General de Huamantla no se da abasto para recibiri a tanta gente que llega necesitando un servicio.

Y los cábulas de mis amigotes, nomás se agarraban la panza de tanto reírse por mi desgracia. Luego de mandarlos al averno, mejor que les pido que me llevaran con otros doctor, porque sentía que me les iba.

Luego de tantas burlas, y cuando estábamos a punto de salir, que me llaman de emergencias pa’ decirme que entraría yo a que me atendieran. Pero no se crean ustedes que a mí me fue mejor. Un calvario me esperaba adentro; porque nomás me pasaron a una salita donde había otros enfermos encamillados esperando a recibir su consulta.

Pos vean ustedes que aquí sigo, dando lata y reportando todas las injusticias que viven mis paisanos en el Pueblo Mágico de Huamantla.

Pero ya mejor los dejo porque otra vez me vino el dolor de panza, nomás de acordarme del servicio que recibieron las pobres señoras. Así que mejor nos saludamos hasta la próxima.

Lo adelantamos…

Ah, por cierto antes que ningún otro medio ÍNDICEMEDIA reveló otra de las barbaridades que pretende hacer “Ixtlapache” quien ahora pretende instalar una subestación de gasolina, según él pa ahorarrrse una lanita, pos que ahorrador nos salió el preciso. En Hoguera de Pasiones adelantamos este hecho y ahora el mero gobierno estatal, investigará. Sin duda, una “bomba de tiempo”… ¡Ustedes dirán!

Comentarios