ZACATELCO, INFALIDAD GUBERNAMENTAL

12 diciembre, 2011

* Manoseo político-electoral.

Los enfrentamientos suscitados en el municipio de Zacatelco son el fiel reflejo de fallas sustanciales al interior del gobierno estatal, en materia de gobernabilidad. Especialmente porque se trata de un asunto in crescendo, mientras que los responsables de la política interior de la entidad permanecen en la parálisis.

Si bien es cierto que el conflicto se generó por intereses partidistas y hoy afecta a todo un municipio, lo que es inaceptable es que a pesar de las claras señales que dieron pobladores y dirigentes del movimiento de inconformes, no se tomaron las acciones necesarias sino hasta ya avanzado el conflicto.

Acusada por sus gobernados de buscar una diputación federal en lugar de trabajar, la alcaldesa Blanca Águila, es cuestionada sobre la manera en que se han empleado los recursos federales y estatales durante su gestión.

Los dichos por Rubén Darío Domínguez Guzmán, representante de los inconformes reflejan lo que los integrantes del Congreso Local y el personal de la Secretaría de la Función Pública han sido incapaces de ver, a pesar de que el conflicto salió de la jurisdicción municipal: “La ciudadanía ya está cansada; los recursos estatales y federales no son de su propiedad y los tiene que utilizar en los rubros para los que están etiquetados”.

Lo peor del caso es que, previo a las elecciones, población y medios de comunicación dejaron constancia que la nominación de Blanca Águila como candidata priísta al gobierno municipal, representaba una bomba de tiempo.

La descomposición que vive el municipio, alcanzó uno de sus puntos más álgidos el pasado martes, cuando alrededor de 150 seguidores de la alcaldesa recuperaron, en enfrentamiento directo, el edificio municipal tras 13 días de estar bajo dominio de los inconformes que sumaban unas 50 personas.

La falta de atención a las demandas de empresarios, transportistas, comerciantes, profesionales y estudiantes de ese municipio desvela la falta de oficio político en un asunto que, de haber sido atendido en tiempo y forma, hoy sería un vago recuerdo, una anécdota chusca de la forma de hacer política en Tlaxcala.

Quedan como ejemplo las declaraciones de Isidro Sánchez Piedras, activista social, que señala “Ustedes recordarán amables lectores q por este medio hemos denunciado en forma reiterada sobre las graves omisiones del gobierno de Tlaxcala en cuanto a lo económico, social y político, de 60 municipios 58 están en graves conflictos por falta de atención oportuna del gobierno federal y estatales […] es grave q un Secretario de gobierno no trabaje y deje sus responsabilidades a los 60 presidentes municipales y estos desconosedores de las leyes cometan atropellos todos los días (…)” (sic).

Lástima que en las esferas gubernamentales tengan ese ánimo de infalibilidad que no son capaces de reconocer y enmendar los errores; lástima que no se escuché a la población y sea la inactividad la única respuesta; lástima que el conflicto se apodere de los espacios importantes en los medios de comunicación y deje en el rincón el primer informe de gobierno de Mariano González Zarur. Lástima, porque podría ser de otra forma.

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