Y AMLO AVANZA POR EL CENTRO

20 diciembre, 2011

Por ALEXIA BARRIOS G.

Debemos suponer que Andrés Manuel López Obrador consultó con Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente y Rogelio Ramírez de la O y con suficiente anticipación, que los haya destapado como posibles integrantes de su gabinete, en tres carteras fundamentales. Si esto fue así, el candidato presidencial de las izquierdas ha dado un avance fundamental para fijar temas y definir el perfil de gobierno que desea ofrecer a los mexicanos.

Y es que a diferencia de los demás posibles contrincantes, AMLO ya tomó ventaja y marca una pauta muy distinta a las agendas que tiene enfrascados a los otros.  Por ejemplo, el puntero de las encuestas, Enrique Peña Nieto, sigue con un equipo más reactivo (a la defensiva) que proactivo, incapaz de colocar una idea trascendental que genere discusión en los círculos académicos, intelectuales o de formadores de opinión.

De su posible equipo de trabajo del priísta, han trascendido algunos nombres, como Miguel Osorio Chong como secretario de Gobernación  o de la Secretaría de Desarrollo Social; en la PGR Alfonso Navarrete Prida, en la SHCP, Luis Videgaray; Beatriz Paredes en la Reforma Agraria y el actual dirigente de la CNC, Gerardo Sánchez, en la SAGARPA. Obvio decir que ninguno de estos nombres movió un sentimiento de entusiasmo y más bien pasaron desaparecibidos.

Los panistas, más perdidos, no saben aún si votarán por el candidato de línea, Ernesto Cordero, o por la candidata inflada por los medios, Josefina Vázquez Mota.  Ambos precandidatos sólo coinciden en un punto: buscar el debate con Enrique Peña Nieto; lo desafían, lo provocan y le cuestionan el pasado negro del PRI. Pero no muestran caras nuevas en sus equipos de trabajo.

A Cordero, tarde que temprano, el que tenga como posible secretario de Gobernación a Javier Lozano, “el porro priísta” –como le acusaron sus mismos correligionarios-  le costará mucho electoralmente hablando.

Con Josefina, las caras son las mismas que el calderonismo ha rechazado por malos o desleales; de su equipo sólo el ex secretario de Gobernación, Diódoro Carrasco aparece como capaz de tejer alianzas importantes al exterior,  en su contra pesa que no es militante del PAN y desconoce los entretejidos de este partido para ganar adeptos para la elección interna.

Por lo anterior, es que AMLO les ha tomado ventaja en este aspecto, siempre y cuando ninguno de los mencionados salga con el clásico “yo no le entro” o “voy a pensarlo”, porque entonces quedaría muy mal visto el liderazgo y capacidad de convocatoria del tabasqueño.

Ebrard es un viejo lobo de mar y como presidente de la Conago demostró que hay alternativas para combatir al crimen organizado, además de que pese a los “asegunes” de siempre, en el Distrito Federal el tema de la inseguridad ha cambiado radicalmente en su percepción al que se tenía hace años.

El estilo de manejarse en público y como interlocutor con los demás actores políticos, colocan a Marcelo como un potencial jefe de gabinete y segundo de a bordo del presidente izquierdista, si es que gana, claro está. Su forma es más de centro que de izquierda, a nadie le queda duda, y esa será su virtud, a la que los extremistas deben acostumbrarse, porque si se trata de dialogar públicamente lo tendrá que hacer con todos, incluyendo con Calderón.

Con respeto a Juan Ramón de la Fuente, hay que esperar a su respuesta, porque no se sabe a bien qué tipo de “problema personal” tiene que le impide aceptar un cargo de elección popular, cuando tenía proyectado aceptar sumarse a las izquierdas para buscar el GDF. Su perfil es uno de los que más aceptación popular y una imagen pública limpia tienen, a pesar de que desde que dejó la UNAM no ha tenido muchos reflectores.

Todos los partidos lo han buscado, lo mismo para el GDF que para la candidatura presidencial porque no se sitúa en la derecha ni en la izquierda. Su paso como secretario de Salud federal fue centrista, sin exponerse demasiado. Ahora, recibe un reto de AMLO y si se reinserta en la agenda pública, sus ideas y propuestas sobre la educación pública en México, serán punta de lanza para ser contrapuestas a lo que ofrezca el PRI y su aliado el PANAL, de Elba Esther Gordillo.

Del economista Rogelio Ramírez de la O se espera más de lo que hasta ahora ha manifestado en sus columnas de El Universal o sus declaraciones sobre la crisis económica mundial. El eje toral de un gobierno progresista es precisamente la política económica; si como sucedió en España, que aunque el partido en el poder se diga de “izquierda” y sus políticas económicas son de derecha, de nada servirá la alternancia, pues los desequilibrios se mantendrán.

Hay inquietud por conocer los ejes de la propuesta de un experto y cómo manejarse en un mundo tan globalizado como el actual. La economía es la parte más delicada y el lado más flaco que tiene AMLO para defender en un debate en serio.

Sobra decir que sí, que los nombres hasta ahora dados a conocer por AMLO generan simpatías y podrán incidir a que eleve su aceptación. Pero, ojo, hasta ahora la avanzada sólo son nombres  y no el proyecto de país, que es lo que esperamos muchos no sólo de él, sino de los demás.  Por ahora son los hombres que definirán la política interna y de seguridad, la política económica y la política educativa. Falta aún por conocer  a los responsables de la política social, de procuración de justicia y de la renovación moral que proclama su república amorosa.

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