POLECÍAS “REPRESORES”

02 diciembre, 2011

Por MANUEL ADAME

Pin… torescos polecías, jijos de su maldita primavera… Ora entiendo el dicho de aquel cantante que recordaba a su abuela: “Habría que acabar con los uniformes que le dan autoridad a cualquiera”. ¡Y tenía razón!… y tenía derecho hablar de esto porque estuvo casada con un coronel que era realmente un hombre valiente, el cual solamente le tenía miedo a los pendejos.

Un día, ese cantante le preguntó a su abuela porque habría que tenerle miedo a esa clase de hombres, y la abuela, muy sabia le contestó: “Porque son muchos… no hay forma de cubrir semejante frente”.

¡Bolas con Cuco! Pus si eso fue lo que vi el otro día en el yutub. Anda buscando videos cach… de cachorros, porque quiero comprarme un perrito pa’que cuide mi tallercito, porque ya van dos veces que los cacos entran a vaciarme las pocas herramientas que tengo.

Y pus que me llevo tremenda sorpresa cuando voy viendo que en ese lugar estaba un video de la policía de Huamantla, tan profesional y tan preparada, como siempre. Y que me digo: “esto lo tengo que compartir con los lectores de ÍNDICEMEDIA” y pus aquí les dejo el enlace, para que vean que no digo mentiras, como me enseñó mi jefecita chula (http://www.youtube.com/watch?v=bUZw5FYzq2E).

Ora sí, hasta me sentí Sherlock Holmes frente a un caso espeluznante y que acaba de resolver. Sobre todo porque es una política de esta empresa documentar y tener evidencias de lo que decimos. Así que me sentí como Indiana Jones frente al cáliz sagrado…

Pero le cuento: se trata del momento en que la autoridad municipal le rompe su mandarina en gajos, con lujo de violencia, a vecinos del bulevar Cuamanco, que se oponían a la construcción del Centro Comunitario, hace apenas unas semanas.

En ese documental, se aprecian a unas dos decenas de personas, perros incluidos (pero no los perros de la policía), cuando mucho, desarmadas, entre las que había muchas mujeres a incluso niños. Una mujer, dice: “A alguien nos llega a pasar algo, a alguien nos llega a pasar algo y sobre ellos”.

Y luego, luego, la cámara gira hacia la izquierda, donde se ve pelotón de cuicos, de los llamados antimotines, como de cincuenta uniformados, con sus escudos, macanas y hasta con perros, haciendo movimientos como si se fueran a enfrentar a los integrantes de la CNUC.

Pus no contento, que voy por el Sargento Cabas. Para que me explicara lo que hacían los méndigos chotas. Y el Sargento Cabas, ni tardo ni perezoso, y con una caguama de por medio, no espero a que le pidiera dos veces…

¡Ay we… en mi vida había visto a mi amigo, el ex policía, decir tantas palabrotas en tan breve tiempo! Uta, hasta parecía merolico vendiendo en día de feria: “Jijos de su mal dormir. Méndigos polecías tan peneques, no hubo diálogo, no hubo negociación, no hubo un momento para conminar a los quejosos a retirarse voluntariamente”

A chin… ganas de aclarar esa duda me asaltaron con mucha fuerza. Y pus que vemos nuevamente ese famoso video… Pues nada, se formaron: el que los comandaba dio la espalda a los vecinos, esperó a que se acomodaran sus esbirros, caminó hasta los inconformes y como no lo dejaron hablar por sus reclamos, ¡mocos!, que les echa la fuerza pública, sin más ni más, ¡luego de un minuto con 14 segundos!

Bien decía la abuela del cantante: “El uniforme le da poder a cualquiera”. Los desgraciados cuicos, que se dejan ir como perros hambrientos que ven la carne en el piso. Golpeando y maltratando a unas pobres viejecitas, arremetieron contra todos los presentes que únicamente querían hablar con el presidente Carlos Ixtalapale.

Hijos de la chi… na Hilaria. En el video se observa cómo avientan a los perros (a los que por cierto no les quitaron el bozal, no les fueran a decir lo pendejos que son los cuicos). Mientras otro, amagan con golpear a los manifestantes.

Y el causante de todo, el que merece que lo despidan por su cobarde acción es el mismo que comandaba al grupo; el mismo que una vez, en un comunicado de prensa, que por cierto ya quitaron del portal de la Presidencia Municipal, daba “las gracias al presidente Carlitos Ixtlapale” porque les habían homologado sus percepciones económicas… es el mismo que daba la vida por el munícipe.

¡Méndigos sátrapas! ¡Desgraciados pusilánimes! Pero seguiré trabajando, con la ayuda del Sargento Cabas y sus amigos, para descubrir quién dio la orden; porque en el video ya se ve que no van a cortar florecitas; van a madrear gente, a quitar, a cualquier costo, a “un puñado de revoltosos”.

Pus a ver si con estas evidencias los afectados se animan a demandar a la policía monecipal, ante la Comisión Estatal o  Nacional de los Derechos Humanos, por uso excesivo de la fuerza pública, por violación al derecho de manifestarse; por no seguir un protocolo para este tipo de manifestaciones, por intimidación y por todos los que resulten, porque si actuaron bien gandallas los representantes policiacos.

Sobre todo porque lo que me dio mala espina es que en las famosas imágenes no se ve al “brillante” direitor de la polecía monecipal, Otavio López Cuéllar… Y cuando hago la observación, que me dice el Sargento Cabas: “¡Ah, pa’ valiente comandante! Se me hace que se estaba enchi… nando las pestañas. ¡Mira que nunca se aparece cuando más se necesita!”

Pero como dicen en mi barrio: “A cada capillita le llega su fiestecita”. Mientras, que re chi… flen en la loma y a ver si el presidente que tenemos se faja los pantalones como hombrecito y quita del cargo a los inútiles que lo dejan como un presidente intransigente. Esa es la ideología del “flamante” galán de barrio, o sea se, del munícipe Carlos Ixtlachuache. Primero utilizar el garrote pa golpear al pueblo y luego escuchar.

Pero ¡ah jijos que mello dan esos polizontes, unos sin cascos, ni escudos, ni chalecos!.. Se veían rete malditos así como para enfrentar a la delincuencia organizada… Y si ustedes amigos lectores observan detenidamente el video los hambrientos perritos, se abrían continuamente, no querían pelea aún cuando tenían el bozal. Y queda claro que los canes son los amigos del hombre y del pueblo. ¡Je je!…

Y ya mejor ahí nos vemos en la otra, porque si me sigo… no sé que haría.

 

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