17 octubre, 2011
Por EDGAR R. CONDE CARMONA
¿A quién le hacemos caso, al Gobernador o a su Procuradora General de Justicia?
En dos días diferentes de la misma semana, el gobierno del estado y la PGJE se contradicen.
El 10 de octubre, la administración estatal da a conocer, a través de un comunicado oficial que con acciones contundentes el gobierno de Mariano González Zarur refrenda su compromiso al emprender un trabajo coordinado para que la entidad sea una de las más seguras del país, al signar el “Acuerdo Chihuahua”.
En comunicado oficial, se establece que a través del cumplimiento a 12 compromisos adquiridos se preserva la seguridad en toda la entidad.
Capacitación y evaluación permanente de agentes de seguridad, y mandos superiores en materia de procuración de justicia y seguridad pública; la certificación del Centro de Evaluación y Control de Confianza del Estado de Tlaxcala; avances del 74% en evaluaciones de control de confianza, son algunas de las acciones con las que se cumple con esos compromisos.
Otras acciones: integración de una Unidad Anti Secuestro; reforma al Sistema de Justicia Penal. Con todo ello, Tlaxcala se ubica como el segundo estado con la más baja incidencia delictiva del fuero federal.
Pero el día 15, Alicia Fragoso Bernal, titular de la Procuraduría General de Justicia del Estado reconoció que en Tlaxcala el índice delictivo ha incrementado y lo atribuyó al crecimiento de la población. El delito que más se registra es el robo a casa habitación y de vehículos, según la procuradora.
De acuerdo con los datos de la titular de la PGJE, lo que ha logrado la dependencia a su cargo es lo siguiente: 12 bandas delictivas han sido desmanteladas; se han esclarecido 19 investigaciones relevantes y 19 operativos interinstitucionales que han arrojado como resultado la clausura de 33 bares y centros nocturnos, 67 personas detenidas, 46 menores rescatados y se han tramitado 60 denuncias por trata de personas”
El problema es que no se ponen de acuerdo y se contradicen. ¿A quién le haremos caso? Para efectos prácticos: a quién reclamaremos si hay fallas o a quien aplaudiremos si hay aciertos.
De ese tamaño es la ineficacia de un gobierno: no se ponen de acuerdo sus integrantes para hacer frente a las demandas sociales.
Y mientras, los tlaxcaltecas, vivimos en la incertidumbre y en el desasoseigo.