22 septiembre, 2011
Por JAVIER CONDE GUTIÉRREZ
Todo parece indicar que los laudos laborales afectan el desarrollo de un municipio o del estado. Lamentablemente, los paganos de esta deudas muchas veces justificadas o injustificadas son los ciudadanos quienes tienen que soportar decisiones arbitrarias de los políticos.
Simplemente, los tres poderes, los municipios y organismos autónomos atraviesan una delicada situación porque sencillamente acarrean largas deudas que no se han logrado concretar en los tribunales laborales y que han generado el embargo de bienes que constituyen el patrimonio de los tlaxcaltecas.
En un recuento muy rápido la sociedad ha leído a través de los medios de comunicación que la Casa de Gobierno, hospitales, camiones recolectores de basura, vehículos oficiales, mobiliario, entre otras cosas, han sido embargados por no responder legalmente a quienes han demandado.
Los extrabajadores también observan que demandar por despidos injustificados es un bueno negocio porque saben que es una caja de ahorro la que tendrán porque audazmente buscan otro empleo para poder vivir cómodamente. Para bien o para mal la ley es benévola para ellos.
Los demandantes saben que es una buena ganancia y más aún para sus abogados quienes se pueden llevar hasta 30 por ciento del monto a obtener en un juicio, por lo que prácticamente es un negocio redondo para los defensores quienes quizás tengan que recurrir al “pago de favores” dentro de un tribunal.
En este caso, es un cuento interminable porque todo comienza desde que cada sexenio o trienio porque mañosamente los que salen dejan a una plaga interminable de esbirros a quienes colocan para seguir dentro de una administración a cambio de filtrarles información.
Y bien los políticos entrantes llegan con una lista interminable de compromisos y que no alcanzan todas las plazas que hay en una institución para pagar los favores de campaña. Ahí, está la raíz de la crisis financiera que padecen los organismos públicos.
Es necesario decir que quizás en el Poder Judicial, no ocurra esta situación, pero ahí el mecanismo se da de otra forma. El “influyentismo” para colocar a amigos y amigas de magistrados y jueces, es el rictus que se sigue para conseguir un empleo que tarde o temprano tendrá una carga para el erario.
Y repito porque la situación de los laudos laborales impide el desarrollo de un municipio o del estado, porque sencillamente embargar un camión recolector de basura ocasiona problemas de contaminación; embargar una computadora, ocasiona retrasos en el trabajo administrativo.
Otro ejemplo, amigos lectores, ustedes maginan que en casa de gobierno, habite un exfuncionario público que gozó de un buen salario en su momento y que ocupó el cargo de director de un reclusorio y no, precisamente quien representa la investidura de un gobernante como lo es ahora Mariano González Yarur.
Y de verdad, es un cuento de nunca acabar pero aquí lo más delicado es que los políticos son quienes han propiciado las deudas millonarias que han dejado los laudos laborales y que constituyen un agravio para el patrimonio de la sociedad tlaxcalteca que muchos de ellos contribuyen obligatoriamente al fisco.
Pedrito y Varguitas
Al edil de Tlaxcala, Pedro Pérez Lira, sólo le hace falta andar por las calles con un ejemplar de la Constitución y un arma de fuego en la mano como lo hacía Juan Vargas mejor conocido como “Varguitas” en la cinta mexicana La Ley de Herodes para obligar a la ciudadanía a pagar más impuestos.
Aplicar Ley Seca dentro de una festividad como lo es el 15 de Septiembre, sí que es un verdadero ridículo y ahora su director de gobernación, Jorge Francisco Lara Mena, sale con el argumento de que fue el gobierno del estado, quien ordenó aplicar esta disposición.
Este tipo de medidas no deben resultar extrañas para los ciudadanos capitalinos porque serán recurrentes en lo que resta de dicha administración, lo sorprendente será cuando hagan bien las cosas.