16 septiembre, 2011
Por MANUEL ADAME
¡Ay ojón! Las cosas en Huamantla están poniéndose del cocol. La inconformidad de la gente va en aumento y ni los integrantes del ayuntamiento, ni el presidente ni sus secuaces hacen algo por parar este desmoche.
Es tanta la desvergüenza de quienes trabajan en la presidencia municipal que ya empiezan a darse manifestaciones de enojo y –como dice el Gordo Peláez– “la sangre puede llegar al río”.
M’ta mano… Me cae que hasta parece feria de pueblo: por todos lados les llueve y nos les alcanza su lonita para tapar todo el desma… dejado ambiente que hay.
Me dice el Flaco Merlo: “La gente está bien enca… nijada, pues desde que empezaron a funcionar los famosos parquímetros, el presidente municipal dijo que los ingresos por ese concepto se destinarían a la rehabilitación de los cientos de baches que hay en todas las calles del municipio”.
-¡No ma… stiques de lado, wey! –le dije a manera de justificación–. ¿Pos a poco crees que son enchiladas? Ahorita no pueden hacer nada porque estamos en temporada de lluvias y eso impide que se lleven a cabo los trabajos.
-¡Cómo eres pen… sante, Manuel! Esas justificaciones se dan cuando no se sabe cuál es el procedimiento adecuado; pero cuando hay un buen ingeniero encargado de la obra, aunque llueva se pueden hacer los trabajos.
-¿En serio?
-¡De al tiro estás re menso! No hemos tenido lluvias torrenciales ni hemos estado semanas bajo el agua; así que con unos días que no llueva, es más que suficiente para hacer los trabajos correspondientes.
-Bueno, es que yo no sabía…
-¡Qué vas a saber, inútil! La gente del pueblo no es pen… denciera. Sabe, porque lo ha visto en otras ocasiones, que cuando hay voluntá política todo se puede hacer. Pero lo que menos tiene esta administración es eso: voluntá.
-¿Y cómo sabes esas cosas? –pregunté muy ingenuo.
-No si de veras estás como cuico de crucero –luego, luego saltó el Flaco Merlo–. Hoy escuché en la radio el caso de una turista que vino a Huamantla y se estacionó en una de las calles del centro; pues cuando llegó, ¡mocos, su auto ya tenía arañas!
-¿Pues para que no paga su parquímetro? –les dije.
-Bruto eres y a veces te haces más –se sumó a la conversación el Sargento Cabas–. Si yo andaba por ahí en esos momentos y la verdá es que a la pobre señora le pusieron araña antes de que venciera el tiempo.
-¡Cómo! ¿No le dieron tiempo de tolerancia? –reaccioné con un fuerte aplauso de mis compañeros de farra.
-Lo peor de todo –recordó el Sargento Cabas– es que la pobre andaba como perro de cirquero: dando vueltas por todos lados, porque no había quién le cobrara la mentada multa y tenía prisa por irse…
-¡A ver, a ver! ¿Cómo está eso? –respingó el Gordo Peláez– ¿O sea que las multas las aplican estos tontejos de la empresa particular y no los elementos de la policía? Pero si eso es una violación a la ley…
-No, pos tú también estás re wey –dijo el Flaco Merlo, como queriendo cambiar la conversación–. Lo que pasa es que no se han dado cuenta de la gran cantidad de quejas que muchos conductores tienen, porque para solucionar problemas no aparecen, pero no fuera para imponer multas porque hasta parecen hienas, porque se junta de inmediato sobre la pobre víctima…
-Pues el comandante del pueblo no sirve ni para taparle el ojo al macho –de inmediato dijo el Sargento Cabas–. Lo que parece que a él le interesa es llenar sus bolsillos con lana fácil… Porque en los paraderos, los conductores de las micros no respetan el acceso ni para las personas con discapacidad y no hay un solo elementos de la policía que haga mutis.
-Ya no siga mi querido Sargento Cabas –replicó el Flaco Merlo–, porque me cae que me pongo a llorar, pues en lugar de que hagan el trabajo que les corresponde a los méndigos tecolotes nomás entorpecen todo; el programa 1 x 1 funciona mejor cuando no hay cuicos que cuando se ponen a hacer un verdadero desmadre con la circulación vehicular…
-Eso sí –completó el Gordo Peláez–. Y para muestra un botón: la esquina de Allende y Zaragoza es una zona de mucho peligro, porque a cada rato hay incidentes y los cuicos nunca se aparecen por ahí… ¿Será porque quieren ocultar que tienen acuerdos con los microbuseros?, porque esos violan el reglamento a cada rato y ni quien les diga ni pio.
Fue tanto mi enojo que mejor ahí corté la charla… Si de por sí ya estaba bien enojado porque mi vecina Lolita Meraz me platicó que también en Huamantla se dan esas historias del tipo de “Presunto Culpable”.
Y es que hace unos días, la policía ministerial detuvo a tres presuntos delincuentes, los cuales aceptaron su participación en cinco robos de cable de cobre en diferentes partes del municipio.
Pero, según le cuenta a Lolita su novio el abogado, un agente del Ministerio Público quiere imputarle a los detenidos los 20 casos sobre este ilícito que se han cometido en el municipio en los últimos días… ¡Qué poca ma… teria gris la del tinterillo! Y todo porque quiere demostrar a la sociedad “la heroica eficiencia de la honorable representación social que es el Ministerio Público”.
Ya mejor ahí le corto, porque ya me empezó mi dolor en la boca del estómago de tanta muina. Espero estar con ustedes hasta la próxima…