02 septiembre, 2011
Por MANUEL ADAME
Esos mis valedores y valedoras, espero que se la estén pasando de pel… ícula, como yo. Muchos dirán: “¿cómo es que este güe…ro se la pasa en la diversión si los huamantlecos estamos que nos lleva la tía de las muchachas?” Pos les respondo: se amargan porque quieren porque más nos vale divertirnos sobre todo cuando aquí todo va de la patada.
Esa misma pregunta me hizo el Gordo Peláez, ayer que platicábamos acompañados de unas rubias (no piensen en unas damas, sino en unas chelas bien frías). Y hasta me regañó el desgraciado:
-Mira, no seas wey, no puedes estar tan alegre cuando la prosperidad y el desarrollo de Huamantla están en riesgo.
-¡Bájale de crema a tus tacos! –le dije con cierta incredulidad– ¿Ora de dónde sacas esas ma… rcianadas? ¡Se me hace que volviste a fumar esa porquería!
-Pus dirás lo que quieras, mano, pero si en el municipio lo que hace falta es trabajo, dentro de poco se van a acabar las pocas fuentes de empleo que hay, y todo por un capricho, que salió de la presidencia municipal.
-¡No ma…l gastes tus canicas!… Me caí que estás re menso. ¿Pos qué mosca te picó? –pregunté con inocencia.
-¡Híjole, no cabe duda que la ignorancia cabalga por estas tierras! –dijo en un tono muy pedante…
Andas más burro que los que trabajan con el preciso… ¿Tu sabes que cuando se instalaron varias empresas en Ciudad Industrial Xicohténcatl II, la administración municipal firmó un convenio con todas las industrias que se asentaran, para no cobrarles impuestos, con el propósito de que se convirtieran en fuentes de empleo para cientos o miles de personas de la región?
-No, no sabía –respondí medio avergonzado.
-Sí… y el acuerdo era que en los primeros diez años no pagarían su impuesto predial y otros derechos municipales; luego, durante los siguientes 20 años pagarían únicamente la mitad de lo que marca la norma…
-¡Eso está bien! ¡que paguen lo justo! –dijo muy airado el flaco Merlo– No es justo que todos paguemos porque las fábricas, que tienen harta lana, vivan de nuestros impuestos, pues también están ganando y mucho…
-¡Pero si están rete ignorantes! –gritó desesperado el Gordo Peláez– Esa práctica se realiza en todo el mundo; los gobiernos buscan atraer empresas que generan fuentes de trabajo para sus ciudadanos… y los directivos de las empresas lo que buscan es un lugar donde puedan tener las mejores condiciones.
-¡Ajá!, pero ¿qué tiene que ver todo esto con Huamantla? –le pregunté al Gordo Peláez yo con más interés.
-Pues que tal parece que el propósito de nuestras “brillantes” autoridades es correr a todas las empresas que están en la CIX II, porque sin decir agua va, les están cobrando hasta el cien por ciento del impuesto predial, así como en otros derechos que recauda la presidencia municipal.
Lo peor de todo es que esto ha generado muchas inconformidades entre los señores que manejan las empresas, porque no se han respetado los acuerdos firmados en la administración del “Yayo” Bretón.
-¡No ma… nejes en estado de ebriedad! –me alarmé.
-Si wey, y ya hay algunos gerentes que están viendo la posibilidad de inconformarse por esta medida.
-¡Qué sea menos! –dijo el Flaco Merlo– Se quejan como si se tratara de menesterosos… Esas empresas tienen mucho dinero y lo que van a pagar ni siquiera lo van a sentir; es como “quitarle un pelo a un gato”.
-Mira –explicó el Gordo Peláez con aires de maestro de primeria–, tienes razón; 17 mil 500 pesos no son nada para una empresa que es capaz de exportar sus productos fuera del país.
Pero de lo que están temerosos los gerentes de las pocas fábricas que hay, es de la “falta de certeza jurídica” con la que son tratados, pues dicen que si la autoridad no es capaz de respetar un acuerdo de cabildo, menos a va a respetar los derechos y las garantías de quienes generan trabajos… Y ya hasta están empezando a pensar en “emprender la graciosa huida”.
-Uta, hasta sentí que se me encueraba el chinito (perdón, que se me enchinaba el cuerito). Si de por sí en ninguna de las administraciones panistas se asentó una sola empresa y no se han generado nuevos empleos, así nos vamos a volver a caer –dije ya preocupado.
-Pues no quiero preocuparlos –dijo muy misterioso el Gordo Peláez –, pero a nuestro alcalde se le avecina un escándalo más…
-¡¿Otro?! –interrumpió azorado el Flaco Merlo.
-Sí, porque hay indicios que en el patronato de feria se traen un relajito con la cobradera por los espacios comerciales del recinto ferial, pues hay quien dice que cobraban una cantidad y a la tesorería reportaban otro.
-Újule… eso si va a estar en chino comprobar –reviró el Flaco Merlo.
-Pues no tanto – replicó el Gordo Peláez– porque basta con pedir cuentas claras al Patronato de Feria… Tan sólo el año pasado, un local comercial (de 3 x 3 metros) en el recinto costó siete mil pesos, pero unos días antes de la feria lo bajaron a cinco mil; y los comerciantes que buscaron hacer su agosto después del 10 de agosto, tuvieron que apoquinar nada despreciables tres mil 500 varos.
-Pero… ¡eso no nos dice nada! –cuestionó el Flaco Merlo.
-Claro. Porque dicen las malas lenguas que en la administración de Raúl Cervantes hubo un vivales encargado de cobrar en la feria; y por ese concepto la presidencia sólo recibió en 2009 $ 250 mil pesos; el malandrín fue despedido y en el 2010 los ingresos por venta de locales en el recinto ferial ascendió a 750 mil chuchos.
-¡Ay, no ma… sques de lado como la iguana! –reviré.
– Pues no sólo eso… pues mis cuates que trabajan en la presidencia municipal, aseguran que el mismísimo Antonio López Rojas, coordinador general de la feria, trajo como uno de sus ayudantes a ese presunto desfalcador.
– ¡Pues hay que pedir cuentas claras a la presidencia municipal!… No se vayan a transar la lana de las obras…
-¡Pues a ver si nos hacen caso!… ya ves que para el preciso no existen las voces disidentes.
-Pues a ver de a cómo nos va. Por lo pronto nos saludamos hasta la próxima. Tengan unas felices fiestas patrias y si se echan unas, pos inviten.