Nueva postal; el mismo vacío

11 septiembre, 2011

*Viajan a Nueva York, los familiares de Martín Morales

Por JAVIER CONDE

Una bandera de los Estados Unidos que entregó la Casa Blanca a todos los deudos de las víctimas del 11-S, está guardada, bajo llave, en algún rincón de la casa de Martín Morales Zempoaltecatl, uno de los 73 trabajadores del restaurante The Windows of the World, que fenecieron hace una década en Nueva York.

Crescencio, el padre del joven tlaxcalteca que fue una de las tres mil víctimas del ataque terrorista de Al Queda guarda la insignia de dicho país como una reliquia. En un baúl esconde sinnúmero de recuerdos, el peor, es que no se ha quitado el estigma de que él fue culpable de la muerte de su hijo.

Y es que dos años antes, el padre del migrante ahorró dinero para que su progenitor, el más pequeño de la familia de ocho hermanos pasara de mojado la frontera mexicana y llegar hasta el cielo de Nueva York.

Benjamín, hermano de Martín recuerda que una mañana, visiblemente contento don Crescencio despertó a varios integrantes de la familia para darle la despedida al joven inquieto. La última bendición que recibió el originario de Ayometla, se la dio Mauricia, su madre.

Las primeras fotografías de Martín tomadas en Nueva York, fueron dentro de en un casino. Una decena de máquinas tragamonedas están a sus espaldas y son el único recuerdo que tiene la familia del muchacho de apenas 21 años cuando conquistó el sueño americano.

Lleno de vida, con una franca sonrisa, es lo que irradia la única fotografía tomada antes de su muerte. Y don Crescencio cree o le han hecho creer que fue él culpable de haberle entregado el pasaporte a la muerte a su hijo.

Después de la tragedia, según cuentan sus hijos Benjamín y Glafira, su padre se ha vuelto distante, frio. Y no es para más. Comprender que su hijo Martín, murió en el atentado más artero en la historia del mundo moderno.

Bien lo dice el escritor estadounidense Don Delillo que las Torres Gemelas eran vulnerables, todo el mundo lo sabía, pero ¿quién podía imaginarlas reducidas a cenizas, borradas de golpe del cielo aparentemente inmutable de Manhattan, haciendo así añicos el futuro de miles de personas?

Y desde luego, el periódico New York Times en su editorial de este viernes señala que los ataques del 9/11 de septiembre cambiaron “nuestra forma de pensar y actuar, un momento a otro, semana a semana”.

Los momentos difíciles

Glafira, relata que estando en Nueva Yorx recorrió una y otra vez las inmediaciones de la Zona Cero. Que acudió ante las autoridades para solicitar que se le aplicara una prueba de ADN y así dar con los restos de su hermano. El gobierno estadounidense aceptó, sin embargo, fui inútil, no hallaron los restos de Martín.

Una y otra vez han revisado las imágenes aterradoras de aquellas personas que se lanzaron al precipicio. La duda siempre salta. El llanto siempre aparece y su fe comienza a hundirse. José, Gonzalo y Eusebio, los tres hermanos mayores quienes radican en Nueva York, no han dejado de buscar a Martín.

Benjamín señala que la tragedia del 11/S fue un hecho apocalíptico, un hecho que cambió el rumbo del mundo sólo por la ambición desmedida de un grupo de fanáticos y que a diez años de esa tragedia aún no borra las escenas de terror que vio a través de la pantalla de la televisión.

“Recuerdo que en ese negro septiembre fuimos en busca de ayuda al gobierno estatal, pero el entonces secretario de gobierno, Fabián Pérez Flores, nos dejó a la deriva no obtuvimos el apoyo de la autoridad, por lo que acudimos directamente a la embajada de Estados Unidos en México y ahí fue un trato diferente”.

¿Al monstruo lo derribaron?

El World Trade Center comprendía cinco edificios además de las dos torres, una plaza y seis plantas subterráneas. Cerca de 50 mil personas trabajaban en la zona y miles más visitaban el lugar a diario.

En un día laborable a las 8.45 de la mañana (la hora en que el primer avión se estrelló contra la torre norte) entre 16  y 19 mil personas habían ya llegado a sus puestos de trabajo en el World Trade Center.

El Museo Nacional de la Memoria 11-S estima que hay más de 30 mil supervivientes que se encontraban en el área durante los ataques.

El periódico español El País, en su edición de este domingo refiere que es difícil decidir si el mundo cambia en un instante o los grandes momentos históricos son sólo el exponente de un proceso largo y profundo que discurre en su mayor parte invisible.

Cuesta determinar si el 11-S transformó Estados Unidos o fue el catalizador de un declive ya inevitable desde antes. Los 10 años transcurridos desde aquel ataque han corroborado, en todo caso, que la gran superpotencia se agota.

No sólo sufre para seguir asumiendo en solitario su papel de guardián universal de los valores que defiende, sino que pierde terreno en la competencia con otras naciones en un nuevo siglo que deja de ser exclusivamente americano.

En un reportaje titulado La década que alumbró el ocaso el rotativo español precisa que esta es, sin duda, una nación con una fe en sí misma y una capacidad de revitalización realmente envidiables. Puede ser perfectamente capaz de adaptarse a una época volátil que exige un dinamismo del que hoy carece.

Para ello son más precisas las reformas estructurales que el Ejército. Pero, aun teniendo éxito en esa tarea, la supremacía indiscutible de la que gozó durante la mayor parte del siglo pasado probablemente desapareció para siempre entre las cenizas de la Zona Cero.

Un reencuentro con la historia

A una década de este terrible atentado, la zozobra continúa. El miedo sucumbe ante una amenaza de un nuevo acto terrorista. Sólo es una noticia, no confirmada.

Esta es, sin duda, una nación (Estados Unidos) con una fe en sí misma y una capacidad de revitalización realmente envidiables. Puede ser perfectamente capaz de adaptarse a una época volátil que exige un dinamismo del que hoy carece. Para ello son más precisas las reformas estructurales que el Ejército.

Pero, aun teniendo éxito en esa tarea, la supremacía indiscutible de la que gozó durante la mayor parte del siglo pasado probablemente desapareció para siempre entre las cenizas de la Zona Cero.

En los principales medios de comunicación sólo circula esta versión: La cartera de Defensa incluye miles de Nueva York y el Distrito de Columbia policías, entre ellos buzos, técnicos en explosivos y francotiradores contra, la Guardia Nacional, y los analistas del FBI de inteligencia.

En la conmemoración de este domingo, en el sitio donde fue destruido el World Trade Center, se dará a conocer el arranque de una nueva época para Nueva York, para Estados Unidos, pero entre la población cosmopolita circula el mismo miedo, la misma sensación de un nuevo ataque terrorista. Aquí o en otro lugar.

Martín, es parte de la Historia

Y cuando estén en la zona de Manhattan, el presidente de los Estados Unidos, su comitiva, los familiares de los deudos se comenzará una nueva era precisamente cuando una pertinaz cascada en las fuentes de la Plaza Memorial, fluya justo ahí donde quedará grabado el nombre de Martín Morales Zempoaltecatl.

Y cuando Crescencio y Mauricia, los padres del oriundo de Ayometla estén en lo que algún día fueron las Torres Gemelas mirarán para todas partes buscando a Martín y seguramente contemplarán el cielo donde encontrarán consuelo al saber que  su hijo, el más pequeño e inquieto trabajó en Las Ventanas del Mundo, allá cerquita del paraíso. Pero siempre estarán juntos en la vida como en la muerte.

Y con el resto de los deudos los padres de Martín seguramente surgirán los sentimientos encontrados frente a los que fueron las Torres Gemelas y al nuevo monstruo, aquel rascacielos llamado el Edificio de la Libertad. Una nueva postal, pero con el mismo recuerdo.

Pero lo cierto, es que sobre una barra de acero donde fluirá el agua cristalina quedarán asentados los nombres de todas las víctimas, aquellas que son parte de la historia que iniciaron aquellos hombres tontos que sólo buscan hacerle honor a su fanatismo. Esta es la época que nos tocó vivir, a Martín, a usted y a mí.

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