29 agosto, 2011
Por CORAZÓN DE PIEDRA VERDE
Tlaxcala, no está aislado de las cuestiones del consumo de drogas; es impresionante conocer todos los días a gente nueva y cada vez más joven que se involucra de manera continua a este “business”, pero ahí no queda todo, jóvenes y adolescentes (sin importar sexo, edad, religión o posición social) son presa fácil de las drogas y por supuesto del dinero fácil que deja el negocio.
Para estos traviesos imberbes, sus acciones son toda una gran aventura, pero la realidad es otra, y no tienen la capacidad de medir el daño de lo que hacen, pues no solamente se involucran ellos, de la misma forma meten a sus amigos y familiares sin desearlo, pues su inocencia no les permite ir más allá de los bellos autos de lujo, la ropa de marca y la presunción con sus amigos.
Actualmente, el narcotráfico se ha metido en nuestras casas, humillando nuestra inteligencia y sobornando nuestra moral; ya no basta que papá o el hermano mayor sean parte del delito, ahora también son los niños, las mujeres (mejor si son guapas) y hasta los amigos más cercanos los que sirven como “mulas” sin saberlo, recibiendo como recompensa regalos costosos o dinero.
Papalotla, Tenancingo, Huamantla, Tequexquitla, Zaragoza, Zacatelco son las localidades que tienen mayor índice de venta de drogas y tráfico de personas; es verdaderamente una pena que siendo el Estado más pequeño del país, estemos dentro de lo primero lugares de delincuencia y crimen organizado.
Pero, ¿Quién tiene la culpa? Gran parte de la población considera que el gobierno de Felipe Calderón es el único responsable de las tantas muertes en la lucha contra el narcotráfico, pero esa no es la realidad. La verdadera culpa recae en nosotros como sociedad, pues somos nosotros quien aceptamos participar y “defender” los actos delictivos que nos perjudican como sociedad.
Es cierto, que hemos otorgado libertad de más a nuestros hijos, debemos poner de nuestra parte para que esto no se salga de control. Es lamentable que familias enteras mueran en vida, siempre teniendo miedo al salir a la calle, pensando en que cualquier momento los pueden matar a ellos o a su familia; es una historia realmente triste, pero real.
Seamos conscientes de que el narcotráfico no es la mejor opción para “salir de pobres” o para “ser populares”, pensar en las posibles consecuencias es la mejor opción, pues ya adentro nadie sale vivo.
No permitamos que nuestros hijos, hermanos, primos, sobrinos o amigos se hundan en el mar sin fondo del narcotráfico, nosotros somos responsables y dueños de nuestras vidas y destinos ¡Luchemos por un mejor Estado! ¡Luchemos por nuestra propia seguridad!…