NUEVOS SOLDADOS

22 agosto, 2011

Por EDGAR R. CONDE CARMONA

edgarconde@indicemedia.com.mx

Para Aarón, por su pronta recuperación

Recientemente tuve la oportunidad de asistir a la presentación en sociedad del Grupo de Niños Cantores de San Luis. Tras la presentación, un muy agradable sabor de boca, por el trabajo realizado con los niños, por los resultados presentados.

Fue entonces que surgió esa necesidad de escribir sobre este punto. Principalmente porque al finalizar la demostración, el promotor de este proyecto, el presbítero Ranulfo Rojas Bretón, señaló que con esta dinámica se aleja a los niños de las armas, de la violencia y de la delincuencia.

Escuchar esas tiernas voces fue, sin duda, balsámico, no sólo por la soberbia ejecución sino, particularmente por el mensaje: son esos niños, los soldados con los que la sociedad luchará exitosamente contra el cáncer social de la delincuencia, de las adicciones y del desinterés.

Parto de la premisa de que una sociedad inculta es una sociedad insensible. En efecto, incluso los programas educativos más recientes hacen énfasis en el desarrollo de habilidades artísticas.

Sin duda en la medida en que las autoridades, estatales y municipales, inviertan en actividades artísticas para las nuevas generaciones, en esa medida podrán solucionar muchos de los graves problemas sociales que padecemos.

El arte, está demostrado, despierta la sensibilidad y la creatividad. Niños educados en el arte serán más sensibles y creativos para buscar soluciones a los problemas sociales; desgraciadamente hasta ahora, las autoridades del ramo poco o nada han puesto atención a este punto.

La falta de un programa cultural, encaminado a despertar en los niños y jóvenes el interés y gusto por cualquiera de las disciplinas artísticas es la constante tanto a nivel nacional como estatal y municipal.

Se trata de revertir un círculo vicioso en el que las nuevas generaciones difícilmente tienen contacto directo con el arte, en cualquier disciplina; no hay presentaciones de obras de teatro (salvo algunos movimientos independientes que muy poco apoyo oficial reciben); más raro es aún conocer exposiciones escultóricas; los únicos esfuerzos por el canto tienden hacia lo comercial; el ballet de plano es una disciplina vaga en la entidad.

Quizá lo único que ha tenido más auge en Tlaxcala es la pintura, gracias a que en esta disciplina tenemos grandes exponentes en la entidad, los cuales se han dado a la tarea de crear y difundir el acervo cultural de nuestra raza.

A no ser por ello, difícilmente encontramos acciones concretas, masivas, para difundir el arte no sólo como una práctica social sino como la parte elemental que permite al ser humano canalizar emociones y sentimientos.

Y la parte central de este planteamiento, tiene que enfocarse con el rompimiento de los paradigmas, pues todo indica que los responsables de la cultura y el arte, confunden el término “cultura” con las prácticas sociales cotidianas.

Es cierto que dentro de las prácticas sociales hay una gran cantidad de cultura, pero más allá de esas expresiones, como dice Juan Jacobo Roussea en su “Discurso sobre las ciencias y las artes”: “Al igual que el cuerpo, el espíritu tiene necesidades”.

“Las de aquél constituyen los fundamentos de la sociedad, las de éste son su recreo. Mientras el gobierno y las leyes subvienen a la seguridad y al bienestar de los hombres sociales, las letras y las artes, menos déspotas y quizá más poderosas, extienden guirnaldas de flores sobre las cadenas de hierro que los agobian, ahogan en ellos el sentimiento de la libertad original para la cual parecían haber nacido, los hacen amar su esclavitud y los transforman en lo que se ha dado en llamar pueblos civilizados. La necesidad alzó tronos que las ciencias y las artes han consolidado”.

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