EL SIMI REGLAMENTO III

18 agosto, 2011

Por MANUEL ADAME

Los negocios

¡Qué bonita es la vida cuando las cosas salen como uno quiere!  Lástima que la administración municipal no pueda decir lo mismo.

Fíjese que hace unos días, mientras me tomaba unas cervecitas bien frías con mis amigos en uno de los tantos antros que abundan en el recinto ferial, mi amigazo (qué digo mi amigo, mi carnal) Elpidio Vergara Grande, que me va diciendo que ese “jugoso
negocio” era nada y nada menos que del hijo de la señora síndico, doña Josefina Navarro.

Hijos de su repu… tación; pues con razón andan como perros tras la lana” me dijo muy enca… britado el pobre de Elpidio, que hasta amarga le supo la cerveza. “Ahora entiendo por qué doña Jose ya se quedó calladita y ya la no arma de pe… didos,
si ya la salpicaron con sus tranzas”.

Bueno, le dije, consuélate con saber que no se están llevando los dineros públicos; y si están haciendo negocio, por lo menos pagan sus respectivos impuestotes.

“No digas pen…samientos tan infantiles –me contestó Elpidio Vergara– porque me dijo el ‘Gordo’ Pelaez que sus contactos en la presidencia le acaban de decir que el asunto de la alberca municipal va a dar mucho de qué hablar”.

¡Ah, chin… ganas tengo de que me cuentes ya de qué se trata este desmoche, le dije con impaciencia al desgraciado de Elpidio Vergara.

“Pues según el ‘Gordo’ Pelaez, sus cuates le dijeron que por ninguna parte aparece en las cuentas municipales el reporte de ingresos de tan lucrativo negocio y mira que son muchos los que acuden a ese lugar; lo peor es que no tarda en explotar esta
bomba que se va a llevar a más de uno a las filas del desempleo”.

O sea que… ¿qué va a pasar?, le pregunté a mi amigo, mientras ya estaba sentado al filo de la silla. “Pues ¿quién sabe? ¿No ves que ni el Órgano de Fiscalización ni los diputados locales hacen algo por cumplir con su trabajo? ¡No seas wey!”

Justo en ese momento llegó Pepe Nava Fierro, un cuate a toda ma…dera, con tanta emoción que hasta parecía que le habían metido un cuete encendido por quién sabe dónde: “¡Ah que ni saben! ¡Que estuvo a punto de que Kalimba no diera su ‘chou’ en la
cena de inauguración de la feria; y todo porque la Presidencia Municipal no había pagado al gobierno del estado los impuestos y permisos por esa fiestecita”.

¡Ay, no ma… stiques más yerba de esa que nomás dices pura babosadas! Le dije a Pepe Nava. ¿De dónde sacas eso?

“Pues no me creas… pero a mi cuate el mesero, uno de los que trabajaron esa noche, se le hizo raro que el ‘chou’, que estaba programado para las doce, empezara más tarde y que vio cómo uno que otro empleado de la presidencia andaban corriendo
desesperados de un lado para otro, hasta que se acercaron a una de las mesas para hablar con una señora que, una vez que le dieron un sobre, les entregó un folder con unos papeles y hasta entonces pudieron continuar con la fiesta”.

No pues entonces se les va a hacer bola el barniz, les dije a mis amigos cuando me acordé que el otro problema de la presidencia municipal es el famoso Reglamento de Tránsito, en el cual se pretende suplantar las funciones de las autoridades estatales.

Y es que en el artículo 69 se puede leer: “El ayuntamiento podrá extender licencias o permisos provisionales, para conducir dentro de su territorio, previo pago de los derechos correspondientes en los siguientes casos: a menores de 18 y mayores de 16, quien deberá de entregar a la dirección, copia certificada de responsiva ante el notario público del padre o tutor del menor o del dueño del vehículo; a las personas que se encuentren en proceso de aprendizaje.

Se especificara en los permisos, los horarios, lugares y persona que se harán cargo de la enseñanza y demás condiciones que se requieran…”

“¿Pos no que la expedición de licencias es una facultad exclusiva del gobierno estatal?”, brincó el Sargento Cabas, quien de plano se quedó trabado y como poseído mientras decía un rosario lleno de palabrotas. Mejor nos fuimos cada quien a nuestras casas.

Y como en esa noche, mejor me despido, porque con todo este alboroto ya hasta me duele la vesícula. Mejor me voy a tomar un descanso de unos días. Mientras los dejo con mi amiga Donatella de Juir.

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