04 julio, 2011
Por CLAUDIO CIRIO ROMERO
Con éxito se celebró la semana pasada en el Complejo Cultural Universitario de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, un Foro internacional abordando los tópicos que dan título a esta colaboración periodística.
El segundo de ellos al que nos dedicamos a comentar en este espacio, forma parte del primero y tiene en el tercero uno de sus principales soportes. La transparencia, definida como un valor político democrático necesariamente nos hace pensar en una cualidad de una sociedad abierta, tal como la definió Karl Popper.
Es decir una sociedad no cerrada, no secreta. Una sociedad transparente hasta el espectáculo, no en su sentido negativo del show que denigra, sino en cuanto a que no hay nada que ocultarse por muy contrario que vaya con las buenas maneras y la sana convivencia. La transparencia vista desde abajo hacia arriba, es decir la que da la autoridad moral a los ciudadanos de exigir a sus autoridades que actúen igualmente transparentes.
Como dice Jaquelinne Peschard, en el Cuaderno de Transparencia 08 del IFAI, “la demanda de transparencia en el desempeño de los gobiernos es parte de esa mayor conciencia de los ciudadanos sobre su derecho a tener gobiernos más responsables y eficaces”. Puesto que históricamente es lo contrario, es decir la opacidad, a lo que nos tienen acostumbrados los gobiernos.
La transparencia, dice la comisionada presidenta del IFAI, “.. debe ser parte del funcionamiento regular y cotidiano de las dependencias”. Debe institucionalizarse.
De esa manera se profundiza la democracia. Porque la transparencia es, insistamos con Peschard, “… una de las variables de la ecuación de la gobernabilidad democrática.” Ya que “… es uno de los requisitos de un gobierno que no solamente aspira a ser democrático en cuanto a su origen,… sino en cuanto a su operación.”
Esto se ha planteado y discutido nuevamente en Puebla. Se ha recordado que como derecho específico que da una sociedad transparente, el del acceso a la información pública, es uno de los Derechos Humanos considerados fundamentales.
Y también que la rendición de cuentas, el accountability, como lo señala Andreas Shedler, es tanto la obligación de “políticos y funcionarios de informar sobre sus decisiones y de justificarlas en público (answerability)” así como la “…capacidad de sancionar a políticos y funcionarios en caso de que hayan violado sus deberes públicos (enforcement).”
Por lo que vale la pena informar que en el marco de dicho evento la CAIPTLAX, firmó un convenio mediante el cual nos sumamos a la iniciativa del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) para impulsar una verdadera rendición de cuentas a través de una red enfocada a ello.
La Red por la Rendición de Cuentas (www.rendiciondecuentas.org.mx) dice el documento firmado “… busca la confluencia entre la investigación académica, el periodismo de fondo, la acción de la sociedad civil y la responsabilidad institucional.” Y su primer objetivo es respecto al tema “crear un contexto de exigencia social y política” en torno a una política en dicha materia.
Trece clausulas conforman el compromiso, entre las cuales podemos destacar, en cuanto a los beneficios que podemos tener en Tlaxcala a través del mismo, por lo menos una muy concreta. Referida a el hecho de que el CIDE se obliga a de manera conjunta con la CAIPTLAX, a “Desarrollar metodologías… para la evaluación de las acciones” en la materia. Y desarrollar tales metodologías, científicamente hablando no es algo que se haga con facilidad y menos sin los expertos que en el CIDE se encuentran, como el Dr. Sergio López Ayllón.
Esperemos desde luego que nuestro trabajo no permita que tal convenio se quede en letra muerta.
*COMISIONADO DE LA CAIPTLAX ccirior@caip-tlax.org.mx