13 junio, 2011
Más vigente de lo que uno quisiera creer
Por ISRAEL SÁNCHEZ MONTIEL
El pasado fin de semana tuve oportunidad de re-observar un filme de cosecha nacional, el cual es un deleite degustar pero deja una carga enorme en su lectura posterior: La Ley de Herodes (1999, Luis Estrada). http://www.youtube.com/watch?v=Qx7Ylt-Bwwc
Con más de diez años ya que hizo su arribo en cartelera La Ley de Herodes, protagonizada por Damián Alcázar -a quién particularmente considero uno de los mejores actores de nuestro tiempo- nos muestra como un supervisor de basurero miembro del partido en el poder por más de 20 años es “recompensado” por ser “buena gente” siendo nombrado presidente municipal de San Pedro de los Saguaros.
Lo anterior para encontrar en ese pueblo carente y alejado de “la modernidad y justicia social”, como lo versaba el presidente Miguel Alemán, una serie de personajes y circunstancias que lo convertirán en prácticamente un dictador que, acomodando la ley a su conveniencia y con una pistola como aliada fiel, aplicará la ley de Herodes.
Basada en el libro “La ley de Herodes y otros cuentos” de Jorge Ibargüengoitia escrito en 1949, se muestra como una sátira de risa interminable, son diálogos que parecen tomados de los repetitivos discursos políticos de la historia de nuestro país.
Con un tono sepia constante, dando el look de un pueblo avejentado, de un país desgastado en prácticas de corrupción esta película es un retrato fiel de las condiciones políticas de nuestro México, involucrado a los grandes poderes sociales y su características más oscuras encarnados adecuadamente por los personajes, la sociedad de “élite” y su hipocresía en el doctor Morales –Eduardo López Rojas- .
La doble moral del clero en el cura del pueblo –Guillermo Gil- la rendición y control de los placeres en La madrota doña Lupe –Isela Vega- y el pueblo que aún conserva conciencia de justicia y honradez representado por Carlos Pek, interpretado excelentemente por Salvador Sánchez.
Luis Estrada con un estilo que ya resulta inconfundible, desgarra las entrañas de nuestro farsístico sistema democrático, exhibiendo los hilos de su función y creando una manifestación visual altamente atrayente y deliciosa durante poco más de dos horas pero que a la salida de las sala de cine nos deja con esa lectura de fondo la cual, posterior a un par de minutos, nos hace caer en cuenta de lo ridículo de la política mexicana, de su ineficacia, de su corrupción.
Lo cual puede ser un trago un poco amargo para la conciencia pero que es como puyarla para abrir los ojos, para darse tristemente cuenta que La Ley de Herodes en este país parecería estar escrita en las frentes de los ejecutantes del poder a sus tres niveles, “el que no tranza no avanza” frase memorable y lamentablemente, al parecer, imperecedera en nuestro país.
Tristeza me dio encontrarme con la sorpresa de que esta película ha sido descontinuada de la reproducción en DVD, ojala aun la pueda encontrar querido lector en formato Blue Ray para tener un manifiesto social en su filmoteca.
Altamente recomendable para pasar un par de horas divertidas y unos meses posteriores de reflexión, con dosis de realidad que duelen y que, paradójicamente, a más de diez años de su realización, se desarrolla en un contexto de país mucho peor.
¡CORTE Y QUEDA!