COLUMNA POLÍTICA LA MACANA DE XICOHTÉNCATL

25 abril, 2011

Desde la REDACCIÓN

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*¡Pedrito ya paga!…

*Y Juan Olmedo, sigue callado…

¿Estamos hasta la madre?

La fragilidad con que se maneja el aspecto de la seguridad pública en Tlaxcala, podría generar un serio problema en la ciudadanía que cada día comienza a manifestarse de diversas formas y quizás no ha llegado a expresar aquella frase del escritor Javier Sicilia: “Estamos hasta la madre”.

Y el asunto no es privativo de la actual administración, sino de sexenios atrás. Desde la época de José Antonio Alvarez Lima, los destellos de una delincuencia organizada comenzaban a sentar sus reales, precisamente cuando al término de su administración de dieron dos secuestros.

Desgraciadamente, la misma familia -en el año de 1998- sufrió dos plagios, por lo que el exmandatario priísta dejó pendiente un caso de ellos, quizás el más largo en la historia del secuestro en Tlaxcala, cuya víctima duró más de seis meses en cautiverio y cuando fue liberado meses después murió.

En el inicio de la administración de Alfonso Sánchez Anaya, se comenzaron a presentar más plagios, que pusieron en jaque al propio exmandatario y es que la presión que ejercieron los empresarios se vio obligado a frenar esta ola de miedo que sucumbía entre la ciudadanía.

Sin embargo, Sánchez Anaya debe recordar que fue demasiado criticado por tener entre sus filas a un personaje de dudosa calidad profesional como lo fue Edgar Bayardo del Villar -asesinado en el año anterior- y más aún tener entre sus filas a policías ministeriales que se dedicaban al plagio.

En dicho sexenio, la fabricación de delitos, de chivos expiatorios, de víctimas de este delito -que adolece a la nación- fue la tónica y provocó que los empresarios se manifestaran de diversas formas hasta acudir a la primera marcha del silencio que se realizó en la capital del país.

Simplemente, Sánchez Anaya depositó su labor en dar golpes publicitarios como cuando se desarticulaba a una banda de robacoches o de secuestradores. De aquella lista de los 20 más buscados quedó ahí para el recuerdo, luego de que hicieran un boom en los medios de comunicación.

En lo que respecta a la pasada administración los delitos como el robo de autos y casas habitación, secuestros, se siguió dando, sin embargo, los datos reales nunca se hicieron públicos porque se dedicaron a crear una cortina de humo para que la sociedad dijera que en Tlaxcala, no pasaba nada.

El ocultamiento de la información, es nocivo en toda sociedad, por lo que la nueva  autoridad ministerial no tiene acceso a dicha información porque precisamente dicen que desapareció aquel banco de datos con el cambió de administración.

Así pues, los secuestros, los robos a casa habitación y de vehículos, ahora con signos de violencia se siguen dando en la entidad, que goza de una tranquilidad aparente. Ahora, las evidencias de que muchos sujetos andan armados en plena vía pública va en aumento.

En esta nueva administración, que hoy cumple 100 días en el poder simplemente ha navegado en altibajos y en el aspecto de la seguridad pública es uno de ellos. En lo que va del año por lo menos han sido asesinadas dos personas por arma de fuego producto de un aparente asalto.

Y desde luego hay otro tipo de aspectos que han dejado el rostro de la violencia en sus calles como intentos de linchamiento, manifestación de policías, ahora dicen que hasta la modalidad de “levantones”, plagios y que denotan que en Tlaxcala ha dejado de ser un lugar seguro para vivir.

Las víctimas del delito simplemente pueden dar cuenta lo que es vivir el grado de deterioro de una sociedad que poco hace por crear medidas para colaborar junto con las autoridades a fin de que haya tranquilidad en sus calles. Hasta que son víctimas de la delincuencia su mentalidad cambia.

Ahora, la rebelión de los policías estatales simplemente es una muestra de que la política en materia de seguridad tiene sus debilidades y más aún cuando el actual secretario de seguridad, Valentín Romano es acusado de tener nexos con el narcotráfico.

Así de sencillo, mientras los efectivos de seguridad se manifiestan la delincuencia aprovecha esos resquicios para que Tlaxcala sea un paraíso de impunidad, por lo que Mariano González Zarur, deberá ser audaz para evitar que el asunto de la seguridad no se le salga de las manos.

Hace unas cuantas semanas, la líder de la bancada del PAN, Lilia Caritina Olvera Coronel, exigía al gobierno priísta mejores condiciones en cuanto a seguridad pública.

Empero, la legisladora nunca le demandó públicamente al exmandatario Héctor Ortiz Ortiz, que se esclareciera el asesinato de su padre Benjamín Olvera cometido el 15 de diciembre pasado y que aún se desconocen las causas.

Así de sencillo, no se debe politizar el asunto de la seguridad, ya que todos los partidos políticos con representación en el Congreso Local, tienen el mismo compromiso que el Ejecutivo. Deben evitar que la gente diga: “Estamos hasta la madre de ustedes políticos”…

¡Pedrito ya paga!…

Dicen que en el improvisado encuentro que tuvieron el gobernador Mariano González y el vapuleado alcalde de Tlaxcala, Pedro Pérez Lira, en un evento de turismo el mandatario estatal le hizo varias observaciones al edil.

La principal, es que debe cambiar su forma de gobernar porque anda muy mal en cuesyión de popularidad y la otra, se lo dijo textualmente: “Pedro tengo la queja de algunos prestadores de servicios… dicen que llegas a tomar café y que te vas sin pagar… hay que pagar la cuenta”.

Entre las amistades del presidente municipal dicen que alcalde y su hermano Giovanni tienen la vieja maña de que todo se les debe invitar.

Y Juan Olmedo, sigue callado…

Simplemente, la secretaria de gobierno, Anabell Avalos Zempoalteca, no ha querido hacer nada para llamar a cuentas al director de Prevención y Readaptación Social, Juan Olmedo López, quien no levantó cargos en contra de un exfuncionario que simplemente era cómplice de un interno.

En este caso, por lo menos hay cuatro trabajadores de esta dirección involucrados en este asunto y que simplemente, no ha pasado nada en ese lugar donde rondan los malos espíritus.

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