24 enero, 2011
EL PANA ¿EL INMORTAL?
* Todo es subjetivo en la vida, dice el torero
* “Soy un desmadre, un bohemio, un fuera de serie”
Segunda y última parte
Por JAVIER CONDE GUTIÉRREZ
“El Pana”, Rodolfo Rodríguez, habla de su adicción al alcohol, de lo que significa estar entre el aroma de una prostituta, de sus tardes de triunfo, de aquellos caminos recorridos, entre ellos, cuando estuvo en España y que según los diarios mexicanos sólo conquistó rechiflas de aquel exigente respetable.
Ese es “El Pana”, el de sudor, el de sangre y lágrimas dentro y fuera de los ruedos. El brujo de Apizaco habla del lado íntimo de la tauromaquia, que en muchas tardes da la gloria y en otras la arrebata.
Sostiene estar “hastiado” y “asqueado” de cómo se ha llevado la fiesta brava en los últimos 15 años en México. A pesar de su edad, el añejo torero anhela estar en la plaza de las Ventas de Madrid, pues dice que es una asignatura pendiente.
Ese mandón del toreo que ha ganado y ha perdido todo en una noche de bohemia dice que al burel jamás se le debe perder de vista, siempre hay que verlo fijo, desde que sale de la puerta de toriles hasta el momento en que se tira uno a matar. “Enfrente hay bestia con dos puñales que está decidido a embestir”.
Rodolfo, el que nació en la ciudad rielera, el que habla con acento andaluz, con modismos agitanados, el que dice “parné” al dinero, “gachís” a las damas y “buñis” a todas aquellas que le dieron cobijo con sus cuerpos sedientos de placer parece que el tiempo comienza hacerle justicia.
El matador de toros anhela ver en aquella plaza, antes la Monumental de Apizaco y que ahora lleva su nombre, su efigie, la cual prometió un patronato integrado por extoreros, políticos, periodistas y gente de la sociedad civil, su efigie, sí su estatua de resina que sellara con ello, lo que vaticina su inmortalidad.
Nadie de los toreros tlaxcaltecas ha sido como él, controvertido, siempre polémico, siempre bribón, es un caso excepcional, que lo mismo dibuja arte al ras de las tablas o bien hasta derramar nostalgia empuñando su guitarra en una noche de juerga.
De éste personaje se cuentan una y mil historias, como aquella que en campo bravo cobijaba debajo de un árbol, después de dar pases clandestinos a una vaquillas en una ganadería, donde se encontró a Jorge y Luis Carreño, que también quisieron torear sin permiso a otras reses y que tuvieron que huir de las balas de los caporales.
Todo es subjetivo…
Según él, no existe ni el mejor toro, ni el mejor matador, ni la mejor tarde, ni la mejor plaza, ni el mejor público, ni el peor fracaso, ni el peor astado porque “todo en la vida es subjetivo, puedes hacer una faena inolvidable en un instante y otra te sumerge en el fracaso”.
Va al grano, mucho se habló de la resurrección de “El Pana” en el año de 2007, en la “Plaza de Toros México”, pero muchos de los aficionados y cronistas presentes ese día afirman que fue una faena única y horas después argumentaban que la faena del “tahonero” en Tlaxcala, borró de tajo lo que pasó en la capital del país.
-¿Hay buenas figuras actualmente del toreo, buenas ganaderías, buenos empresarios taurinos?
-“Con el corazón en el alma me voy hastiado y asqueado, de cómo se ha llevado la fiesta de los toros en México, desde hace 15 años, yo me acuerdo en mis inicios los aficionados, los torero esperaban con ansiedad la temporada grande, era una gran fiesta, ahora no pasa nada”.
-¿Recuerdos de la Plaza México?
– “Ese coloso da y quita, anteriormente era un gran mercado nacional e internacional y ahora lamentablemente se presentan los carteles sin atractivo alguno”.
“Soy un desmadre”
-¿En su vida personal como ha sido “El Pana”?
-“Soy un desmadre, he sido bohemio, un loco, un rebelde, un fuera de serie, ´El Pana´ no se parece a nadie”.
-¿Por qué inspirarse en prostitutas y dedicarles una tarde?
-“Pues porque fracasas las buscas, triunfas te buscan, entonces estamos rodeados de suripantas”, contesta.
-¿Se ha sobrepuesto a adversidades como la adicción al alcohol?
-“Mira cuando toreas, sabes que te enfrentas a un animal, pero cuando pierdes los estribos te pierdes con el alcohol, entonces nosotros los adictos somos hombres de un sólo día, ´El Pana´ es torero de una tarde, y en cualquier momento me puedo acabar y sólo vive por hoy”.
-¿Cree en Dios?
-“Hoy y siempre”, responde.
Inspirado en Juan Belmonte, a quien muchos consideran el torero más popular en la historia de la tauromaquia española y el fundador del toreo moderno, precisa que en éste personaje mítico le ha dejado grandes lecciones a pesar de haber nacido en 1892 y qué decir de “Manolete”, de Fernando Reyes “El Callao” y de Silverio Pérez, de ellos ha aprendido a que el toreo es arte.
Una amarga tarde
Pero hay episodios en la historia del incomprensible apizaquense, como aquella tarde del jueves 28 de noviembre de 2008, cuando se presentó en Madrid, España que no se quisiera acordar.
En todos los titulares de los principales medios de comunicación en México, al siguiente día de esa tarde injusta donde la gloria, no brotó informaban:
El diestro mexicano Rodolfo Rodríguez “El Pana” tuvo un desafortunado debut en ruedos españoles, al salir con protestas del Palacio de Vistalegre, en el “mano a mano” sostenido con el local José Antonio “Morante de la Puebla”.
Los dos polémicos espadas lidiaron en este enfrentamiento siete astados de la dehesa de Núñez del Cuvillo, todos de buena presencia, aunque de juego irregular, lo que evitó en parte el lucimiento de ambos toreros.
“El Pana” y el español “Morante de la Puebla” ya habían sostenido un primer interesante “mano a mano” el pasado seis de enero en la Monumental Plaza de Toros México de la capital azteca, lo que despertó el interés en España por ver de nuevo este inusual duelo.
Ante una plaza casi llena, abrió la tarde el experimentado diestro mexicano “El Pana” con una labor de mucho empeño y valor, en la cual enseñó parte de su amplio quehacer taurino, sin embargo, no pudo redondear la faena y todo quedó en tibias palmas.
Con su segundo burel, “El Pana” volvió a tener algunos problemas, los cuales pudo resolver gracias a su amplia experiencia, sin embargo, el público le exigió más de su repertorio, y al no tener respuesta se fue en silencio.
Lo peor para “El Pana” vino con su último ejemplar, ya que el público se metió fuertemente con él, mientras que el diestro sólo correspondió con valor y ganas, para salir al final entre fuertes protestas y silbidos.
Y justo, ese día de la entrevista, había una noticia, que pronto tendría su efigie, símbolo de la inmortalidad y antes de entrar con quienes apoyarán para lograr este sueño, Rodolfo Rodríguez “El Pana”, se acomodó su sacó y sombrero tipo cordobés, prendió su inseparable puro Montecristo y le sonrió a la mañana.
Ese es “El Pana” el que parece haber saltado de un libro, como bien lo escribió para la inmortalidad aquel narigón cronista Fidel Samaniego cuya pasión después del periodismo era la fiesta brava.